jueves, 24 de abril de 2014

La Resurrección, centro de nuestra esperanza

Ante las realidades que nos superan


Como ya es una tradición, se realizó en la Arquidiócesis de Guadalajara, la Pascua de los Comunicadores, que tiene la finalidad de insertar a los periodistas que cubren la fuente religiosa en el espíritu de la Resurrección de Cristo.


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Mónica Livier Alcalá Gómez


El sábado 19 por la mañana, en un periodo concedido al silencio y meditación en la espera de la gran Vigilia Pascual, se reunieron periodistas y comunicadores de distintos Medios para reflexionar sobre el sentido de este tiempo tan importante en la Iglesia.

La cita fue en la Basílica de Zapopan, a los pies de la Virgen de la Expectación, con tal de recordar también la visita que hiciera en 1979 el inolvidable Juan Pablo II en este lugar, dado que celebramos ya su canonización.


Se necesita fortalecer la esperanza

La reflexión corrió a cargo del Arzobispo Emérito de León, Monseñor José Guadalupe Martín Rábago, quien primeramente exhortó a los comunicadores a ponerse en un ambiente de escucha, no para “sacar la nota”, sino para entender realmente en qué consiste este tiempo de Pascua y tener un motivo de reflexión personal.

“Una de las virtudes teologales que necesita ser fortalecida es la esperanza, que tiene su fundamento en un hecho que para nosotros es incontrovertible: La Resurrección de Cristo”, aseguró el Obispo, ante lo cual preguntó a los presentes: “¿Ustedes creen que Cristo Resucitó?”.

Citó algunos datos obtenidos en España para ejemplificar las creencias de las personas, en donde, a pesar de que el 72% se dice creyente, sólo el 26% de los jóvenes cree realmente en la Resurrección: “La cultura del momento presente rehúye lo que es para siempre, comprometerse para siempre con algo decisivo, no asumir compromisos en una realidad definitiva. Así también, no están dispuestos a aceptar una vida eterna después de esta vida, pues supone un gran compromiso. No quieren creer que la vida sólo se vive una vez y que trae consecuencias de eternidad”.


Invitación a la esperanza cristiana
Monseñor Martín Rábago citó una exposición hecha por el entonces Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Jorge Mario Bergoglio a educadores, en donde los invita a tener siempre presente la esperanza cristiana, y hace un recorrido por las realidades que pueden oscurecer esta virtud teologal:




  • Han caído las certezas que daban soporte a tiempos pasados: “Ahora nada tiene sentido, el nihilismo está cada vez más presente en la sociedad, aunque la mente humana, su corazón no puede hacer a un lado esas preguntas que siempre han acosado a la mente humana”. pues, como dice San Agustín: ‘Nos creaste Señor para ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti’”.



  • “Se agrava el problema ecológico”.



  • “Los grandes partidos políticos (en todo el mundo), pierden vigencia”.



  • “El acceso a la mujer a la vida productiva es sin duda un avance de la modernidad, pero no podemos negar que también ha tenido que ver en el retroceso de la educación y valores en la familia, de donde la mujer es siempre el pilar. Debemos encontrar una forma de tener un justo control y un oportuno equilibrio”.



  • “La ciencia y la tecnología han abierto espacios para llegar a grandes posibilidades de desarrollo, pero no dejan de ser preocupantes sus alcances, sobre todo en el campo de la bioética”.



  • “El surgimiento de nuevas formas religiosas creadas al gusto de las personas”.



Ante estas realidades, Monseñor José Guadalupe refiere que el cristiano puede tomar tres diferentes posturas: “De optimismo ingenuo, pensando que la dinámica del mercado nos llevará realmente a que todos seamos ricos; eso se pensaba en el modernismo. Por el contrario, se puede tener la postura de un pesimismo radical, afirmando que no hay solución, prever siempre un futuro negro, apocalíptico. También se puede tener una actitud como Poncio Pilatos, de desentenderse de los problemas sociales, de los demás, aseverando cómodamente que hay muchos problemas que uno no puede solucionar y que no se puede estar más comprometido”.


Dios lleva las riendas de la historia
Ante esto, recordó que la esperanza cristiana tiene precisamente su centralidad en Jesús, quien vino al mundo y con él llegó la institución del Reino de los Cielos: “La seguridad que nos da la fe de que el Reino de Dios está entre nosotros, esa decisión soberana de Dios de hacerse presente, es nuestra esperanza, una certeza de que no estamos realmente solos”.

Ejemplifico con la Parábola de la semilla que germina silenciosamente, sin grandes anuncios ni ruidos y que, sin embargo, llegará a crecer y dar grandes frutos: “Debemos saber entonces que no es sólo nuestro esfuerzo lo que hará germinar nuestra historia y la de la humanidad; la Resurrección de Cristo es un testimonio de que es Dios quien lleva las riendas de la historia”.


Recordando a un gran santo

Finalmente, después de los interesantes testimonios de un fraile y un laico que pudieron saludar personalmente a Juan Pablo II cuando visitó la Basílica de Zapopan, se concedió a los asistentes la oportunidad de hacer un interesante recorrido para ver y fotografiar la celda donde el Papa Peregrino descansó durante su estancia, celda que se conserva intacta, y también ver algunos objetos, ahora reliquias, que utilizó mientras convivió con los frailes.


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