jueves, 12 de diciembre de 2013

Sobriedad y mesura en los festejos

Cardenal José Francisco Robles Ortega,

Arzobispo de Guadalajara


Amigas, amigos:


Seguimos avanzando hacia las Fiestas de la Navidad, y en esta ocasión quiero compartirles una reflexión sobre uno de los aspectos, una de las actitudes que favorecerían el provecho de la celebración de estas Fiestas, en nosotros, en nuestra familia y, creo yo, también como Sociedad.

Deseo hacerles un llamado a la austeridad. ¿Qué quiere decir que seamos austeros en la manera de celebrar las Fiestas? Que no nos excedamos en ningún capítulo, ni gastando más de lo que tenemos ni comprando más de lo que necesitamos ni esforzándonos para que el otro entienda que yo lo amo, teniendo que comprarle y regalarle cosas. Creo que la austeridad llama a nuestro ser, más que a nuestro obtener y dar cosas.

La austeridad también marca una privación en aquello que debemos consumir, tanto en alimentos como en bebidas. A veces pareciera que pensamos que las fiestas navideñas son exitosas porque comemos o consumimos más alimentos o porque bebemos más, y muchas veces lo único que trae este exceso es un daño a nuestra salud, y también, por qué no, un daño a nuestro bolsillo. Este exceso en el comer y en el beber también puede acarrear problemas en la familia.

Así pues, introduzcamos en nuestro criterio, en nuestro pensamiento, en nuestra actitud, celebrar las Fiestas de Navidad con verdadera austeridad. De ese modo, estaremos más libres interiormente para mostrarnos atentos al otro, a las necesidades de los demás. Estaremos más libres y menos preocupados, y entonces darles lo que necesitan. A veces es nuestro afecto, a veces es nuestra atención, a veces es nuestra caridad. Si somos austeros en las cosas, crecemos en la generosidad y en la magnanimidad para darnos y servir a los demás.

Por otra parte, el Mensaje de la Navidad es éste: Cristo Nuestro Señor, el Rey del Universo, escogió, para nacer, el lugar más humilde y más pobre; no escogió palacios ni grandes escenarios, sino lo más humilde y lo más sencillo para darse a Sí mismo.

¿Quiénes fueron los primeros en recibir el Mensaje de Paz, de Amor en la Navidad? Fueron los pastores. Gente sencilla que está acostumbrada a vivir con el mínimo, a vivir con austeridad. De manera que para que nuestras Fiestas sean auténticamente navideñas, les invito para que reflexionen en lo particular, en lo familiar y como Sociedad en el espíritu de austeridad, a fin de que nuestra Navidad sea más auténtica.


Yo los bendigo en el nombre del Padre,

y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
.


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