El empresario Francisco Mayorga Campos ya acumuló cinco años en un negocio de la crianza de pollos y gallinas de libre pastoreo para que el producto sea orgánico. Esto supone no utilizar antibióticos y ciertas vacunas, por lo que es muy acucioso en el cuidado de las aves para evitar que éstas se enfermen.
No obstante, ha puesto tesón para seguir con su experiencia y hacer valer ante el mercado un producto diferenciado que convenza al consumidor que le tiene confianza a los alimentos orgánicos, y a darles prioridad en sus hábitos nutricionales.
Además de procurar la sanidad, mantiene el reto de convencer a los consumidores acerca de la bondad de su producto: los pollos y los huevos son de animales que no viven bajo estrés, como las aves hacinadas en las granjas convencionales y, por lo mismo, no generan hormonas, como el cortisol.
De hecho, aseguró que sus productos han ganado aceptación ante el temor de las amas de casa informadas sobre la posibilidad de que sus hijas sufran problemas hormonales presuntamente atribuidos a los métodos de crianza y alimentación de las aves convencionales.
Reconoció que en su granja, donde se extreman las medidas para confinar a las aves y prevenir enfermedades, se han soportado reveses, porque los animales se le han enfermado. Sin embargo, gradualmente ha captado clientela en varios nichos, donde también ha vendido hortalizas, como brócolis y lechugas.
Falta mayor conocimiento de apoyo
Desde su punto de vista, aún se enfrentan retos en varias vertientes, como la sistematización de conocimientos debidamente validados para su aplicación en la producción de alimentos orgánicos.
Insistió en que falta hacer valer ante el consumidor los beneficios de los productos orgánicos. Citó el ejemplo de que el huevo orgánico cuenta con más betacaroteno (debido a que las gallinas consumen vegetales verdes por estar en libre pastoreo) y que su yema tiene una consistencia diferente al huevo tradicional.
Abundó que, por ser México el líder mundial en el consumo de huevo fresco, se prevé un promisorio mercado para el blanquillo orgánico. Es más, el hecho de que gran parte de la producción mexicana de productos orgánicos se destine a la exportación, trae la lectura de que en nuestro país no existe la vinculación deseable con el consumidor.
Necesaria, la certificación
A propósito de la reciente publicación, en el Diario Oficial de la Federación, de los lineamientos del Distintivo de Productos Orgánicos, Mayorga Campos hizo notar que se ha dado un paso de enorme relevancia para avanzar en asegurar la trazabilidad y la inocuidad de los alimentos orgánicos.
También apuntó el reto de que los productores adelanten en conseguir la certificación de sus productos para cumplir con los requisitos que deben de traer más certeza al comprador; y también más ventaja al productor, con tal de poder incurrir en nichos exigentes del mercado.
Trajo a colación que los logros constatados en productos orgánicos certificados, como miel de agave, café y miel de abeja, ahora deben extenderse a otros productos que poseen potencial para penetrar en segmentos de consumidores que pueden valorarlos, como la yaca, las uvas y el rambután, por citar algunos ejemplos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario