jueves, 12 de diciembre de 2013

Fervor Guadalupano

¡Que nuestra piadosa Madre nos salve!


Cardenal Juan Sandoval Íñiguez

Arzobispo Emérito de Guadalajara


Cardenal-GuadalupanaEste México nuestro tan querido parece que cada siglo se inquieta y se pone a caminar por el sendero de la violencia. Hace dos siglos, a partir de 1810, comenzó la Guerra de Independencia, seguida de luchas fratricidas entre liberales y conservadores, que duraron más de 60 años. Hace un siglo, a partir de 1910, comenzó la revolución por el reclamo de democracia, de respeto al voto y el derecho a la tierra, seguida de feroces enfrentamientos de caudillos que se eliminaron unos a otros por el poder; y luego, la Persecución Religiosa sangrienta que nos dio Mártires y Héroes de la Libertad Religiosa.


Causas y efectos

Hoy, entrados ya en el Siglo XXI, se libra una guerra no declarada de los muchos grupos delictivos entre sí, y de ellos contra la fuerza del orden público, y se van acumulando nubarrones de descontento que presagian tormenta. ¿Cuáles son los motivos de esta situación actual?: la enorme desigualdad económica y social en la que casi la mitad de la población se debate en la pobreza, y sus consecuencias, que son la ignorancia, las enfermedades, la exclusión y la falta de horizontes de esperanza. Y todo esto, en un país dotado por Dios de muchos recursos naturales.

Me parece que todo mundo estamos de acuerdo en que la raíz de estos males es de carácter moral; es la corrupción generalizada, la injusticia, la impunidad, el despilfarro y la incompetencia. Es una raíz de carácter moral porque los preceptos fundamentales de la Ley Natural y del Evangelio no se respetan: al prójimo se le despoja de su dignidad, de su vida, de sus bienes y de su honra.

Se ve muy difícil revertir esta situación, especialmente cuando la corrupción ha alcanzado a las mismas instancias que deberían velar por el orden y la justicia. Se ve muy difícil que el uso de la fuerza pública pueda someter a la delincuencia organizada, porque los que ahí militan, además de estar bien pertrechados en armas y dinero, son muchos y están infiltrados en los organismos del poder público.


Filiación histórica

imagenAl celebrar las fiestas de Nuestra Madre Santísima de Guadalupe, hemos de considerar que los destinos de México están íntimamente ligados a Ella. Desde que comenzó a formarse la nacionalidad y a predicarse el Evangelio, vino para declararse “nuestra piadosa Madre”, y a decirnos que “estamos en sus manos y corremos por su cuenta”. Ella fue bandera de los que lucharon por la Independencia o por la democracia y el derecho a la tierra; Ella fue el grito en el corazón y en los labios de quienes lucharon y murieron por la libertad religiosa.

Siendo un pueblo en su mayoría creyente, sabemos que el destino de esta Nación está en manos de Dios y que nuestra Santísima Madre de Guadalupe, que nos tomó como hijos predilectos, nos trajo a su Hijo Jesucristo, “el verdadero Dios por quien se vive”. Sabemos que sólo volviendo a Jesucristo, a quien se ha expulsado de los ambientes públicos y de las aulas, que sólo volviendo a los valores del Evangelio, podrá conseguirse la paz en la justicia para esta Nación.

Por tanto, en las celebraciones de las Fiestas Guadalupanas, a la alegría con que siempre lo hacemos, debe acompañarse hoy la súplica insistente a nuestra Madre del Tepeyac para que nos alcance la conversión a Jesucristo su Hijo, Rey de Justicia y de Paz.


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