Con piedad y alegría
Nelson Rivera Rivera, 2º de Teología
AYER
Al día de hoy, es poco probable que exista alguien, a no ser que esté en las primeras etapas de su vida, que no haya vivido el cálido y festivo tiempo de las Posadas y la Navidad, despojado totalmente del sentido religioso que originalmente poseen. Aunque, también, no falten algunos que no lo vean así, y terminen secundando las ideas de que la Navidad es solamente un intenso movimiento comercial, o que, haciendo eco a manifestaciones extranjeras, se trata simplemente de Fiestas Decembrinas, o para sonar más acordes con la globalización, de Fiestas de Invierno. Pero, al fin y al cabo, nosotros los cristianos sabemos de qué hablamos y qué conmemoramos.
Este tiempo de Posadas y de Navidad tiene aspectos que lo caracterizan, y que si bien sabríamos hablar de ello, lo que quizás podríamos ignorar es la fecha exacta en que se iniciaron en nuestro medio las Posadas tradicionales. Sobre esto, nos limitaremos a indicar que tienen una secular antigüedad, al igual que otras costumbres; algunas, incluso, precolombinas (piénsese, por ejemplo, en el Día de Muertos), y que, pese a todo, continúan vigentes hasta hoy. “¡Qué aguante!”, exclamarán algunos. Nosotros, en cambio, diremos: “¡Bendito aguante!”
HOY
Nuestro Seminario Diocesano no es la excepción en cuanto a la celebración de ellas, pues se llevan a cabo en esta Casa de Formación durante los días señalados por la tradición anual decembrina y de acuerdo a las más añejas costumbres, que incluyen el rezo del Santo Rosario y la petición de posada, llevando a los Santos Peregrinos entre luminarias y cantos.
Corresponde a un grupo distinto, ya sea de la Facultad de Filosofía o de la de Teología (que son las que integran el Seminario Mayor), encabezar dicha ceremonia y también hacer las veces de los “posaderos” que se niegan a abrir las puertas a los peticionarios, tal como hace dos milenios no dieron albergue a María y José, aunque finalmente acaben compadeciéndolos al reconocer que “la Virgen María va a ser Madre del Divino Verbo”, y no sólo les franquean las puertas, sino que los reciben cantando alegremente. Al concluir este simbólico acto, disfrutamos nuestra cena, en la cual se nos entrega un sencillo bolo navideño, otro símbolo propio de este tiempo, que es de expectación y entrega.
MAÑANA
En pocos días, una vez que concluye el Novenario de las Posadas, llega la Navidad. Ojala todos hayamos vivido este tiempo preparatorio en armonía familiar, paz y fraternidad. Así, seguramente el Niño Dios nos traerá regalos verdaderamente valiosos y perdurables. ¿O qué familia o comunidad no quisiera vivir en estos tiempos disfrutando de paz, sana alegría y de un ambiente de concordia? Me imagino que todos, eso es lo que deseamos. Y esto no hay que dejarlo para luego o para mañana, sino que la decisión debe tomarse ya. ¿Y qué mejor tiempo para hacerlo sino precisamente esta época de Posadas, que anuncian el Nacimiento de Cristo, que vino a traer Paz y Amor a todos los hombres de buena voluntad?
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