jueves, 26 de diciembre de 2013

La fraternidad, condición indispensable para la paz

Cardenal José Francisco Robles Ortega,

Arzobispo de Guadalajara


Amigas, Amigos:

Quiero invitarlos en esta ocasión a conocer y a reflexionar sobre el Mensaje que el Papa Francisco nos envía con motivo de la Jornada Mundial de la Paz. No olvidemos que es el Mensaje número 47 desde que el Papa Paulo VI estableció el Día Mundial de la Paz, el 1° de Enero de cada año.

Se trata del primer Mensaje del actual Pontífice, y aborda el tema de la fraternidad. Nos invita a profundizar cuán importante es que tomemos conciencia de que todos los seres humanos formamos una familia, la familia de los hijos del único Dios. Por eso todos somos hermanos.

Nos alerta sobre el hecho de que, en afán de buscar un estado de bienestar, nos olvidamos muchas veces de los demás y los consideramos como un estorbo, como un impedimento para que nosotros alcancemos el bienestar. Y, en este caso, quedan descartados muchos hermanos y hermanas, especialmente aquellos que están marcados por la pobreza. El Papa nos invita a ser sensibles y a tomar conciencia de nuestra dignidad de hermanos y de nuestra solidaridad de unos para con otros.

El Santo Padre inicia su Mensaje reflexionando sobre el tema del Génesis: “¿En dónde está tu hermano?”; la escena de Caín y Abel. Y luego toma una afirmación del Evangelio que nos recuerda: “Y todos somos hermanos en Cristo”.

También nos advierte el Papa que la fraternidad es el fundamento necesario para la paz. La fraternidad es el inicio, el principio de solución al problema de la pobreza. La fraternidad es retomar el tema solidario de la Economía. Asimismo, que la fraternidad tiene dos grandes opositores: la corrupción y el crimen organizado.

Luego nos dice que la fraternidad nos corresponsabiliza a todos, hombres y mujeres, del cuidado que debemos tener de la Naturaleza. El mundo es nuestra casa, de todos los hermanos, y en la fraternidad debemos tener cuidado de protegerla.

La fraternidad es una fuente de vida, de renovación, de solidaridad, y condición indispensable para que las naciones vivan en paz.

Les invito a hacer nuestro este Mensaje del Santo Padre; les invito a conocerlo, a meditarlo y, sobre todo, a que en nuestro ambiente, le encontremos una práctica aplicación.


Yo los bendigo en el nombre del Padre,

y del Hijo y del Espíritu Santo.


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