Tiempo de cosecha
Érick Preciado Santana, 3º de Teología
Los domingos 15 y 22 de diciembre, el Seminario Diocesano de Guadalajara de Señor San José se viste de alegría al recibir con agrado a los nuevos admitidos al Estado Eclesiástico, 22 alumnos de la Facultad de Teología, así como a 10 Seminaristas Lectores y 27 Acólitos. Dicha Celebración se llevará a cabo en el Seminario Mayor, en la Colonia Chapalita. No es una conquista, sino una Gracia y un Don inmerecido de Dios Nuestro Señor para con su pueblo, y en concreto para quienes son llamados a la vocación del sacerdocio ministerial.
Las etapas en las que se reciben estos Ministerios comienzan en el Seminario Mayor, cuando empiezan a cursarse los Estudios de Teología, y es a través de una petición escrita como el interesado muestra su interés en recibir tal gracia o favor. Si es para la admisión al Estado Eclesiástico, la solicitud se hará regularmente en el período del año de Primero de Teología; para el Lectorado, en el Segundo, y el Acolitado en Tercero. En Cuarto de Teología, último año de formación en el Seminario, se hace la petición para el Diaconado ministerial y, por último, luego de un año de servicio en este ministerio diaconal, se hace la petición del Presbiterado.
Su historia
El Papa Paulo VI, en su Carta Apostólica Ministeria Quaedam, nos habla de que desde tiempos antiquísimos la Iglesia instituyó Ministerios para dar un culto sagrado debido a Dios, para el servicio y atención a su pueblo en sus necesidades. Para ello, algunos fieles eran escogidos en orden a las funciones litúrgicas-religiosas y de caridad. Estas funciones se conferían a través de un rito especial, por el cual eran insertados y constituidos para desempeñar este papel dentro de la Iglesia. En concreto, estos Ministerios, de los que seremos testigos en estos días, eran considerados como Órdenes Menores, y ahora llamados Ministerios, y se les confería a los fieles, a diferencia de las Órdenes Mayores como son el Diaconado y el Presbiterado, que se reservaban para quienes pretendían el sacerdocio ministerial.
El admitido como candidato al Estado Eclesiástico es reconocido en toda la iglesia Católica como Seminarista y candidato a aspirar a las Órdenes Sagradas ya referidas, del Diaconado y el Presbiterado.
El Ministro Lector puede proclamar en forma solemne las Lecturas de la Palabra de Dios dentro de la Asamblea, menos el Evangelio, además de hacer lectura de la Oración de los Fieles, instruir al pueblo en la recepción de los Sacramentos, meditar asiduamente la Palabra y encarnarla en la vida diaria.
A su vez, el Ministro Acólito ayuda de manera directa al Diácono y al Sacerdote en la Celebración Eucarística, cuida el servicio del Altar apoyando en algunas funciones litúrgicas, como ser Ministro Extraordinario en la distribución de la Sagrada Comunión, o exponer el Santísimo, sin bendecir al pueblo. Deberá ser fiel devoto de Cristo Eucaristía.
Agradecemos a Dios y pedimos que se digne bendecir su mies, que es mucha, con obreros dignos de su Altar (Mt 9, 37); que siga llamando hombres entregados, que respondan prestos a tan grande don, y lo hagan conforme al amor recibido: un amor generoso y sin reservas.
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