jueves, 7 de mayo de 2015

Seminaristas, aprendices de Misioneros

“La cosecha es abundante, pero los obreros son pocos” (Mt 10, 2)

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José de Jesús Mendoza Santillán,
2° de Teología

Estimados lectores: tengo la oportunidad, por este Medio, de compartir mi alegría de haber vivido una Misión fuera de nuestra Arquidiócesis y de nuestro Estado de Jalisco. Como bien saben ustedes, el Seminario Diocesano de Guadalajara promueve dos participaciones pastorales al año: una dentro de la Cuaresma, y la otra en tiempo de Verano. En esta ocasión tuve la experiencia de compartir mi Fe dentro de este trabajo pastoral en la Comunidad Parroquial de las Santas Perpetua y Felícitas, en la Arquidiócesis de Antequera-Oaxaca, en compañía de otros cinco Seminaristas y un Diácono.

Pasos de asimilación
Cuando me dieron la noticia de que participaría de una Misión fuera del Estado, mi primera reacción fue hacerme algunas preguntas: ¿Cómo será allá; su gente y clima; sus costumbres, alimentos…? Y muchas cosas más pasaron por mi mente, por lo cual un día, al concluir las actividades varias del Seminario, me respondí: “Tranquilo, todas las dudas que traes en estos momentos serán respondidas cuando realmente estés dentro del trabajo pastoral en esa Comunidad”. Y así pasaron los días, hasta que llegó la fecha de partir a la Comunidad, que ansiosamente ya nos estaba esperando.
La primera impresión que tuve al llegar allá, fue que las personas que conforman el Grupo Básico de Trabajo Pastoral en la Parroquia, ya nos estaban esperando para conocernos; pero eso no era todo, sino que nos recibieron como si ya nos hubiéramos tratado o ya habíamos compartido la Fe; es decir, que mi primer encuentro con esas personas fue de confianza, y el miedo que llevaba se me fue quitando. Y es que notamos que el Equipo Coordinador Básico, incluyendo al señor Cura José Guadalupe Barragán y a una Religiosa, mostraba con mucho esmero su disponibilidad a trabajar durante esta Misión.

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Lección y compromiso
Me atrevo a afirmar, estimados lectores, que la gente con la que traté, trabajé y pude compartir mi Fe, me enseñó muchas cosas, porque es una Comunidad muy fervorosa, amable, carismática, entregada a Dios y, sobre todo, al servicio de su Parroquia.
Y, como conclusión, quiero pedirles que en su Parroquia, en su Familia, en su trabajo, sigamos pidiendo mucho por el aumento de las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras, tanto de nuestra Arquidiócesis de Guadalajara como de las del todo el mundo, porque quiero compartirles que la Arquidiócesis de Antequera en Oaxaca, donde experimenté la verdadera necesidad que tiene la Iglesia de vocaciones consagradas, cuenta con aproximadamente 40 Seminaristas para atender a una población muy numerosa y en una extensión bastante amplia.
Además, en esa porción de la Iglesia (pastoreada por el Arzobispo jalisciense José Luis Chávez Botello), la mayor parte del Presbiterio es de edad avanzada. De ahí la necesidad y el compromiso de rogar insistentemente al Dueño de la Mies que llame y elija a numerosos operarios de la Viña del Señor.
Que Dios los bendiga.

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