jueves, 21 de mayo de 2015

Mártires de épocas difíciles, hoy historias gloriosas

Los Mártires Mexicanos de la Persecución
A 15 años de haber sido reconocidos como Santos de la Iglesia

Víctimas de la Persecución Religiosa*, fueron canonizados por el Papa Juan Pablo II el 21 de mayo de 2000, Año del Gran Jubileo de la Encarnación, en la Basílica de San Pedro, Ciudad del Vaticano.

San Pedro de Jesús Maldonado Lucero, Sacerdote
Nació en la Ciudad de Chihuahua, Chihuahua, el 15 de junio de 1892. Fue martirizado con crueles torturas el 11 de febrero de 1937 en su ciudad natal (reliquias en Panteón Dolores, en Chihuahua).

San Mateo Correa Magallanes, Sacerdote
Nació en Tepechitlán, Zacatecas, el 23 de julio de 1866. Lo mataron a balazos el 6 febrero de 1927, en Durango, Dgo. (reliquias en la Catedral de Durango).

San David Roldán Lara, Laico
Nació en Chalchihuites, Zacatecas, el 2 de marzo de 1902. Fue fusilado el 15 de agosto de 1926, en Puerto de Santa Teresa, de su ciudad de origen (reliquias en el Templo de San Pedro, Chalchihuites).

San Luis Batis Sáinz, Sacerdote
Nació en San Miguel de Mezquital, Zacatecas, el 13 de septiembre de 1870. Fue ejecutado a balazos el 15 agosto de 1926, en Puerto de Sta. Teresa, Chalchihuites, Zac. (reliquias en el Templo de San Pedro, Chalchihuites).

San Manuel Morales, Laico
Nació en Mesillas, Zacatecas, el 8 de febrero de 1898. Fusilado el 15 de agosto de 1926 en Puerto de Santa Teresa, Chalchihuites, Zac. (reliquias en el Templo de San Pedro, Chalchihuites).

San Salvador Lara Puente, Laico
Nació en Berlín, Durango, el 13 de agosto de 1905. Fue fusilado el 15 agosto de 1926 en Puerto de Santa Teresa, Chalchihuites, Zac. (reliquias en el Templo de San Pedro, Chalchihuites).

San Román Adame Rosales, Sacerdote
Nació en Teocaltiche, Jalisco, el 27 de febrero de 1859. Atormentado y fusilado el 21 de abril de 1927 en Yahualica, Jal. (reliquias en Templo Parroquial de Nochistlán, Zac.).

San Miguel de la Mora, Sacerdote
Nació en Tecalitlán, Jalisco, el 19 de junio de 1878. Fue fusilado el 7 agosto de 1927 en Colima, Col. (reliquias en la Catedral de Colima).

San Jenaro Sánchez Delgadillo, Sacerdote
Nació en Zapopan, Jal., el 19 de septiembre de 1876. Fue ahorcado en un árbol de mezquite el 17 enero de 1927, en Tecolotlán, Jal. (reliquias en el Templo Parroquial de Cocula).

San Rodrigo Aguilar Alemán, Sacerdote
Nació en Sayula, Jalisco, el 13 de marzo de 1875. Fue ahorcado en un árbol de mango el 28 de octubre de 1927 en Ejutla, Jal. (reliquias en Templo Parroquial de Unión de Tula, Jal.).

San Cristóbal Magallanes Jara, Sacerdote
Nació en el Rancho de San Rafael, Municipio de Totatiche (reliquias), Jalisco, el 30 de julio de 1869. Murió por herida de arma de fuego el 25 mayo de 1927, en Colotlán, Jalisco. Encabeza la Lista de los Santos Mártires.

San Justino Orona Madrigal, Sacerdote
Nació en Atoyac, Jalisco, el 14 de abril de 1877. Fue fusilado el 1º julio de 1928, en Las Cruces, Cuquío, Jal. (reliquias en el Templo Parroquial de Cuquío).

San Julio Álvarez Mendoza, Sacerdote
Nació en Guadalajara, Jalisco, el 20 de diciembre de 1866. Fue ultimado a balazos el 30 marzo de 1927 en San Julián, Jal. (reliquias en el Templo parroquial Mechoacanejo, Jal.).

San David Galván Bermúdez, Sacerdote
Nació en Guadalajara, Jal., el 29 de enero de 1881. Fue ejecutado a balazos el 30 enero de 1915, en su ciudad natal (reliquias en el Templo de Nuestra Señora del Rosario).

San Pedro Ezqueda Ramírez, Sacerdote
Nació en San Juan de los Lagos, Jalisco, el 29 de abril de 1887. Fue torturado y asesinado con armas de fuego el 22 de noviembre de 1927 en Teocaltitlán, Jal. (reliquias en la Parroquia de San Juan de los Lagos, Centro).

San Tranquilino Ubiarco Robles, Sacerdote
Nació en Zapotlán el Grande, Jalisco, el 8 de julio de 1899. Ahorcado en un árbol de eucalipto el 5 de octubre de 1928, en Tepatitlán, Jal. (reliquias en el Centro de Tepatilán).

San Sabás Reyes Salazar, Sacerdote
Nació en Cocula, Jalisco, el 5 de diciembre de 1883. Martirizado cruelmente y fusilado el 13 de abril de 1927, en Tototlán, Jal. (reliquias en el Templo Parroquial de Tototlán).

San Jesús Méndez Montoya, Sacerdote
Nació en Tarímbaro, Michoacán, el 10 de junio de 1880. Fue asesinado a balazos el 5 de febrero de 1928, en Valtierrilla, Guanajuato (reliquias en el Templo Parroquial de Valtierrilla).

San José María de Yermo y Parres, Sacerdote
Nació en la Hacienda de Jalmolonga, Municipio de Malinalco, Estado de México, el 10 de noviembre de 1851. Murió el 20 de septiembre de 1904 en Puebla de los Ángeles.

San David Uribe Velasco, Sacerdote
Nació en Buenavista de Cuéllar (reliquias, Templo Parroquial), Guerrero, el 29 de diciembre de 1889. Fue herido de muerte a balazos el 12 abril de 1927, en San José de Vista Hermosa, Morelos.

San Margarito Flores García, Sacerdote
Nació en Taxco, Guerrero, el 22 de febrero de 1899. Ejecutado con arma de fuego en Tulimán, Gro., el 12 de noviembre de 1927 (reliquias en el Templo del Señor de Ojeda, Taxco, Gro.).

San Agustín Caloca Cortés, Sacerdote
Nació en San Juan Bautista de El Teúl, Zacatecas (reliquias), el 5 de mayo de 1898. Fue fusilado el 25 mayo de 1927, en Colotlán, Jalisco.

San Atilano Cruz Alvarado, Sacerdote
Nació en Ahuetita de Abajo, perteneciente a la Parroquia de Teocaltiche, Jalisco, el 5 de octubre de 1901. Fue acribillado a balazos el 1º julio de 1928, en Las Cruces, Municipio de Cuquío (reliquias), Jalisco.

San José María Robles Hurtado, Sacerdote
Nació en Mascota, Jalisco, el 3 de mayo de 1888. Ahorcado en un árbol de roble en la Sierra de Quila,
Jal., el 26 junio de 1927 (reliquias en Guadalajara).

Santa María de Jesús Sacramentado
Venegas de la Torre, Religiosa
Nació el 8 de septiembre de 1868, en el Rancho de La Tapona, Zapotlanejo, Jalisco. Murió el 30 de junio en Guadalajara, Jal.

San Toribio Romo González, Sacerdote
Nació en Santa Ana de Guadalupe, Municipio de Jalostotitlán, Jalisco, el 16 de abril de 1900. Fue ejecutado a balazos el 25 de febrero de 1928 en Tequila, Jal. (reliquias en Santa Ana de Guadalupe, Jalostotitlán).

San José Isabel Flores Varela, Sacerdote
Nació en Santa María de la Paz, Parroquia de San Juan Bautista de El Teúl, Zacatecas, el 20 de noviembre de 1866. Fue degollado el 21 de junio de 1927, en Zapotlanejo, Jal. (reliquias en el Templo Parroquial de Matatlán, Jal.).

San Julio Álvarez Mendoza
Un tapatío sacrificado en Los Altos

A las cuatro de la mañana pasaron con él por San Diego de Alejandría. 29 y 30 de marzo de 1927.

San Julio Álvarez

Pbro. Óscar Maldonado Villalpando

No habían pasado 3 meses de que sonó la hora de la lucha. Era cosa sin importancia, pensó el Gobierno; pero estos rancheros se volvieron leones en sus majadas, replegados a las peñas de sus barrancas, corriendo por las lomas de sus querencias, en sus buenos caballos de sus labores diarias. Porque el Rey de Reyes merecía el más poderoso Ejército, más grande por el corazón y la voluntad. Ellos pensaban que su vida era poco para entregarla en correspondencia, si así se requería. Y lo hicieron.
Aquellos que del lado federal trabajaban en eso, los más, maldecían para merecer la paga, pero en su interior se encomendaban, temblaban cuando escuchaban que enfrente andaba “El Catorce”, el rayo de Dios, que los partía a la mitad sin remedio. Se asustaban con sólo el nombre. Por eso, aunque “El Catorce” anduviera en otro frente en ese momento, los Cristeros lo nombraban y una ola de poder diezmaba el valor de los enemigos, quienes disparaban para quemar el parque, pero no siempre acertadamente.
Y cuando al fin Elías Calles dijo que eso debía terminar en San Diego de Alejandría, San Julián, Jalpa de Cánovas y San Miguel el Alto, comisionó al General Espiridión Rodríguez Escobar, dándole un Ejército selecto: Las Guardias Presidenciales. La presa estaba segura. Los Cristeros habían dado muestras de poder al invadir Guanajuato, tomar la plaza de San Francisco del Rincón y celebrar la Misa inaugural el primer día de enero de 1927. El Padre Fernando Escoto, Vicario de San Diego, y entonces Capellán castrense, encomendaba la Causa al Señor en el kiosco de esta ciudad del Bajío. Y esta ciudad estaba a pie del ferrocarril. Por eso fue un atrevimiento intrépido y temerario. Pero en el nombre de Dios, dicen los rancheros, ni las puñaladas se sienten.
De ahí que era imperioso sofocar a esos alzados. En México, en Guadalajara, se opinaba, se rechazaba el abuso, pero fue acá en el monte, donde los hombres y mujeres de Fe respondieron la apuesta, que al fin y al cabo todo se le debe a Dios.
Los del Cerro eran muy incómodos; por eso, en vez de diálogo, era preciso acabarlos, pensaba la soberbia, el poder, el gobernante dictador, en lugar de enmendar unas letras, unas Leyes, que ya vimos que se hacen y deshacen “a la configuración personalizada”.
Y entonces la fecha fatal sería en el mes de marzo de 1927. Llegaron en el tren las tropas; iban buscando al tal “Catorce”. Mandaron a campesinos a decirle que iban por él. Y el individuo, comiendo una caña de castilla en la ventana de barrotes cilíndricos de hierro, al costado del Templo, por la Calle Real, contestó muy calmado: “Sí, anda, ve y dile que aquí lo espera Victoriano, en San Julián, pa’servirle en lo que ocupe”.
Traía poca gente Victoriano, pero muy escogida, muy valiente, para que se atrevieran a lo que él se animaba, como decía don Hermilio García. Y al que se arrugaba, mejor lo mandaba con otro Jefe. Los de él eran “Los Dragones del Catorce”… “Eso fue el 14 de marzo del 27, ni me quisiera acordar…”.

EL COMBATE SINIGUAL
Oscura la mañana, los expertos militares fueron planteando el sitio de San Julián. Se abrió el fuego atronadoramente. Por las azoteas del poblado brincaban los cristeros defendiendo la Causa. La mañana fue corriendo, el sol se fue levantando por el rumbo de San Diego. El valor crecía en los rancheros, mas las balas se iban agotando. Por eso el anillo de muerte se iba estrechando cada vez más. Los valientes se fueron concentrando en el Templo. A dos cuadras a la redonda, los federales eran dueños y señores. El mediodía llegaba, el “Catorce” y su gente se habían posesionado de la esbelta torre del Templo. Sobre la blanca cantera se estrellaban los impactos enemigos; pero, a esas distancias, quien osaba asomarse en cualquier esquina del centro, caía fulminado por el máuser certero del “Catorce”. Así, por prudencia, podía amainar el estruendo en el lado cristero, pero no estaban vencidos. Quizá, al final, podría ser la hora de la ofrenda suprema.
Pero, a tiempo habían mandado los correos a los compañeros que acampaban en el potrero del Pedregal de San Diego. Los Escuadrones de Jalpa y San Diego, y parte de San Julián, estaban ahí con el General Brigadier don Miguel Hernández, Militar de Carrera. Ahí estaban los Coroneles Toribio Valadez y Víctor López, de San Diego y de Jalpa, respectivamente.
“A mi pueblo no lo dejo perecer –dijo don Miguel–, ¡vamos!”. Casi 20 kilómetros a matacaballo. ¿Qué gente va a saber de estos amores? Don Miguel, cuando empezó la cosa, se sentía cohibido porque había sido del Gobierno, y las gentes tenían recelo; pero si se trataba de elegir, el militar no iba a negar la Cruz de su Parroquia. Nada estaba sobre la Causa de Dios, como lo había aprendido de su señor Cura Narciso Elizondo. Así que se puso al frente y dio a la tropa cristera toda su sabiduría y habilidad militar. Éstas son cosas muy grandes: poner la vida por la Fe es lo más noble, más que las medallas y honores de la guerra.
Se levantaba una nube de polvo del lado de San Diego, por el rumbo del Puerto, del Mentidero y Palos Colorados. El corazón daba vuelcos en los cristeros apostados en lo alto del Templo. Quizá, puede ser el refuerzo. Por su parte, los federales gritaron eufóricos: “¡Ahí viene el Negro Amaro; ahora sí acabamos con éstos!”.
Don Miguel llegó presto a la entrada del pueblo, distribuyó la gente, se encomendaron a Dios y empezó la marcha: “Sitio sobre sitio, jamás será vencido”, dijo el General. Señores de mi alma, era el fin del mundo, el Juicio Final para los “pelones”, para la soberbia del Gobierno. Para no alargarnos, cayeron muchos prisioneros. Misericordiosos los vecinos, prestaron vestidos de mujer a Rodríguez Escobar, que se escabulló. Y decían: “Que nos fusile ‘El Catorce’”. Pero éste declinó la distinción: “Yo no mato gente indefensa. Yo nomás peleo para que dejen decir su Misa a los Padrecitos”.

LA VENGANZA
Por eso mismo, el 29 de marzo pasó prisionero por San Diego de Alejandría el Padre Julio Álvarez Mendoza. Lo que no podían hacer con los bravos cristeros, lo hacían con los indefensos. Por lo mismo, el 30 de marzo de 1927 aquel buen Párroco de pueblo fue sacrificado, precisamente en las calles donde perdieron la batalla los del Gobierno. Había nacido en Guadalajara el 20 de diciembre de 1866.
Y el pueblo, al llegarse este aniversario, se encontraba en obra, celoso de que aquel recuerdo de la entrega sacerdotal en el martirio se perpetúe en un grandioso Templo, exactamente en este pueblo agradecido de San Julián, de los bizarros Altos de Jalisco.

Luego de tres lustros en los Altares…
Falta conocerlos mejor para amarlos más

El Padre Tomás de Híjar considera que falta profundizar en investigaciones serias que permitan conocer la vida y testimonio de nuestros Santos Mártires.

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Sonia Gabriela Ceja Ramírez

“La Persecución Religiosa en México tuvo dos fases: una se desenvolvió a mediados del Siglo XIX, entre 1857 y 1874, y fue muy cruda; muchos, por el solo hecho de ser católicos o de ser Sacerdotes, perdieron la vida, en circunstancias que no se han aclarado.
“En cambio, en la segunda racha de persecución, que va de 1914 a 1940, sí hubo un deseo, desde el principio, de conservar la memoria de los que murieron por odio a la Fe, perdonando de corazón a sus verdugos y sin oponer resistencia. Ésos fueron vistos como Mártires desde el principio”, aseveró el Padre Tomás de Híjar Ornelas, Historiador, Abogado, miembro de la Comisión Diocesana de Causas de Canonización por algún tiempo, y Capellán del Templo de Santa Teresa.

El contexto de la Canonización
“La Canonización se da en el marco de una acción reivindicatoria, puesto que la memoria histórica se había quedado entre paréntesis por no lastimar las relaciones, tensas, entre la Iglesia y el Estado en México. Ocurre en el contexto de la distensión en esas relaciones Iglesia-Estado, al calor de la Visita del Papa Juan Pablo II en 1979, que daría como fruto la modificación de la legislación anticlerical que estuvo vigente de 1857 a 1992, que fue tan enérgica, que sólo en el mundo occidental fue superada por la URSS y por Albania. En ningún lugar duró tantos años, casi 150.
“A pesar de que desde los años treintas quiso introducirse su Causa de Canonización, se vio que aquello no era políticamente correcto porque, finalmente, el verdugo de estos Santos era el Gobierno. Tuvieron que pasar más de 50 años para que esto no resultara tan irritante para el Estado”.

Cómo se eligió a los 25
“Se eligieron porque, a pesar del tiempo transcurrido, 70 años, su fama de santidad seguía viva en las comunidades donde perdieron la vida o ejercieron su ministerio. En segundo lugar, porque sólo de ellos se tuvo el cuidado de conservar datos y testimonios escritos. Y tercero, porque por la inexperiencia, los Obispos de México no tuvieron el cuidado de levantar el testimonio de otros muchos que, sin duda, murieron como Mártires. Qué bueno que tenemos este pequeño Grupo, que represente a todos los demás.
“La Arquidiócesis de Guadalajara decidió dar seguimiento a estos casos por el impulso que el Papa Juan Pablo II quiso darle en el Aniversario 500 del Inicio de la Evangelización en América, que se celebró en Santo Domingo en 1992.
“La proporción de los Santos canonizados en Europa, con la proporción de Santos canonizados en América, es infinitamente mayor la primera, por lo que el Papa, en la etapa de la preparación a este Aniversario, les hizo saber a los Obispos su deseo de canonizar Santos americanos, pues cómo era posible que no hubieran promovido Causas de Canonización o que no tuvieran como presentable la memoria de, sin duda, muchos cristianos ejemplares en estas tierras.
“Al calor de ese velado reproche del Papa, los Obispos se dieron a la tarea de exhumar estas Causas antiguas y de promover otras. Así surgió esta ‘primavera’ de las Canonizaciones en México”.

“Se calcula que 250 mil mexicanos murieron durante la Persecución Religiosa, especialmente entre 1927 y 1928. Ese bienio fue terrible, y sólo 25 fueron seleccionados para elevarse al honor de los Altares”, señaló el Padre Tomás de Híjar.

Falta conocerlos
“Desgraciadamente, no ha habido la suficiente divulgación de la vida de estas personas. Pareciera que la Canonización es la meta, y no; en realidad, es el principio. Es como si el matrimonio lo redujéramos a la boda.
“Creo que ha faltado una investigación académica rigurosa; apenas este año se ha publicado el primer libro que es un documento, un testimonio, una investigación muy seria que se llama ‘Reforma eclesial y catolicismo social en Totatiche y el Cañón de Bolaños (1876-1926)’, del Doctor Eduardo Camacho Mercado. Es la primera investigación que se hace por parte de la Universidad de Guadalajara, no por alguien promovido y costeado por la Iglesia. En este Libro, se nos muestra de una forma muy tajante la profundidad de la vida de San Cristóbal Magallanes Jara, pero los otros siguen pendientes; no se han hecho investigaciones a fondo”.

La Persecución y la Ley Calles
“¿En qué consistió esa postura rotundamente anticlerical? El Artículo 130º de la Constitución de 1917 es como el paradigma del anticlericalismo. Al calor de esa legislación anticlerical, se fue sofocando a tal grado la libertad religiosa y el Estado asumiría actitudes tan totalitarias, que hubo un momento en que las Legislaturas de los Estados decidieron cuántos Sacerdotes podía haber en cada Entidad. En la práctica, borraron a la Iglesia.
“En Jalisco, las cosas no anduvieron mejor, y esto provocó que un número muy crecido de católicos participara en una resistencia activa, que se conoce como Guerra Cristera.
“Recapitulando, Plutarco Elías Calles, Presidente de la República, elevó al rango de delito federal las infracciones a las Leyes de Culto Público y Disciplina Externa, de manera que el Ejército tenía jurisdicción o competencia sobre estos delitos, que siempre son los que se consideran superiores en el orden jurídico de la organización de un país.
“Esto dio pie a que el Ejército, Institución creada para salvaguardar la Soberanía de una Nación, se utilizara para amordazar la libertad religiosa e impedir que los católicos en México, que en ese momento eran una abrumadora mayoría, el 99%, pudieran practicar su Fe sin cortapisas”.

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