jueves, 14 de mayo de 2015

Corregir a nuestros hijos, sí… pero nunca humillándolos

Querida Lupita:

Mi mujer y yo estamos al borde de la desesperación por la rebeldía de nuestro hijo de 14 años. No obedece en nada, nos reta todo el tiempo. Ya nos dijeron que tiene el trastorno oposicionista desafiante. Yo me he vuelto agresivo con él, y mi esposa me reclama. Ya empezamos a tener problemas ella y yo. Mantengo muchas dudas sobre lo que es correcto hacer: ¿lo corrijo o lo dejo ya en paz? Necesitamos urgentemente un rescate, porque esta familia se nos está hundiendo.

Javier J.

Hermano mío, Javier:
Puedo sentir desesperación en tus palabras. Te percibes como un capitán que ha hecho todo por salvar su embarcación en una fuerte tormenta y ha llegado el punto en que se siente incapaz de vencerla. Casi experimenta el impulso de lanzarse al agua, muriendo con su barco.
Lo primero que debe volver a ti es la paz interior. ¿Recuerdas el pasaje bíblico que nos narra una tormenta en la que Cristo llega de madrugada caminando sobre las aguas? En aquella ocasión, Jesús no calma la tormenta, pero sí calma los corazones de sus discípulos, que se desesperaban al no saber qué hacer… Les dijo: “Calma, soy Yo, no tengan miedo” (Mt 14. 27). El pasaje dice que cuando Cristo subió a la barca, hubo, por fin, tranquilidad.
Como padres cristianos, busquemos conservar una actitud serena y llena de Esperanza.
Debemos recurrir a la OEA, que significa: Oración, Estudio y Acción.

ORACIÓN: Cultivemos una vida de relación sincera y cercana con Nuestro Señor. Oremos por nuestros hijos, y también por nosotros, para ser los primeros en cambiar.
ESTUDIO: Vamos a documentarnos y a consultar acerca del tema que nos preocupa. Si, en tu caso, conoces ya un diagnóstico acerca de lo que tiene tu hijo, lee al respecto y acércate a especialistas. En términos generales, encontraremos la siguiente reseña:
Las características de un niño o adolescente que es diagnosticado con ODD (siglas en inglés para trastorno oposicional desafiante), son las siguientes:
Pierden la paciencia rápidamente.
Se rebelan en contra de las reglas.
Acusan a otros de sus errores.
Tienen la tendencia de molestar a los demás.
La mala conducta parece ser intencional, en vez de impulsiva.
Se niegan a cooperar, aun antes de que sepan lo que se les está pidiendo.

Las recomendaciones para atenderlos, incluyen:
Aumentar las interacciones positivas entre padres e hijos, y enseñar habilidades a los padres para poner límites que permitan que los niños controlen la mala conducta y aumenten los comportamientos deseados.
Algunas veces se administra medicamento, si así lo solicita el especialista.
ACCIÓN: Será necesario un cambio en las relaciones con su hijo. Ustedes dos fortalezcan su relación y recuerden que siempre hay que corregir; pero hacerlo con amor es fundamental. Deberás controlar tu propio carácter y dominarte cuando te sientas desesperado. Tu cambio provocará su cambio.
Los padres de familia, a veces, no vemos más que los extremos de la solución: o corrijo con dureza o no hago nada. Es necesario ir al equilibrio: corregir sí, pero no humillar.
Acude a una Escuela de Padres, que te proporcionará nuevas formas de interacción con tu hijo. Nunca lo consideres un “caso perdido”. Es un niño muy inteligente, que necesita padres muy inteligentes.
Con la ayuda de Dios, se prepararán y harán cambios provechosos. ¡Ustedes pueden con el reto!

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Lupita Venegas Leiva/Psicóloga
Face: lupitavenegasoficial

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