jueves, 7 de mayo de 2015

En torno al “Viernes negro” en Jalisco

Reflexiones sobre el “viernes negro”

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Mtro. Jorge Enrique Rocha Quintero

Desde la mitad del sexenio del Gobernador panista Emilio González Márquez y lo que va de la Administración del priísta Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, el discurso del Poder Ejecutivo del Estado de Jalisco es que “no tenemos una crisis de seguridad en la Entidad”. Se habla de hechos aislados, de regiones con mayores problemas, de conflictos entre bandas de la delincuencia organizada por el control de la plaza. Incluso se trata de convencer de que la inseguridad es un asunto de percepción ciudadana, más que de hechos.
Es decir, la narrativa gubernamental argumenta que hay paz social y que sólo tenemos algunas contingencias. Sin embargo, la terca realidad muestra lo contrario; derrumba estas visiones de lo que ocurre en Jalisco, y nos confirma con mucha crueldad y frialdad que el Estado permanece sumido, desde hace varios años, en una crisis de seguridad que no ha resuelto ninguno de los últimos Gobiernos Estatales.

A los anales del terror
El viernes primero de mayo de este año, el principal grupo de la delincuencia organizada en la Entidad realizó 39 bloqueos, de los que hubo cuatro enfrentamientos que dejaron 15 personas muertas, además de una buena cantidad de autos, gasolineras, bancos y autobuses calcinados. A decir de los Medios de Comunicación, estos actos de violencia se realizaron como respuesta a la Operación Jalisco, que tiene como uno de sus primordiales objetivos la aprehensión de los principales líderes de esta organización delictiva, y el desmantelamiento de su estructura.
Además de esta reacción, por demás virulenta, preocupa que finalmente, hasta el momento en que se escribían estas líneas, no se logró la captura de ningún cabecilla de este Cártel, por lo que puede catalogarse como un fracaso esta acción gubernamental. Luego de estos desafortunados acontecimientos, planteo las siguientes reflexiones:
PRIMERO, quedó de manifiesto que la población jalisciense padece una situación de vulnerabilidad ante eventos de este tipo. Las efectos negativos que sufrieron los habitantes del Estado fueron muchos, desde los que vieron su patrimonio directamente afectado, los que vivieron de cerca alguno de los hechos violentos, los que se quedaron varados en alguna de las carreteras que tuvieron incidentes, hasta quienes simplemente tuvieron que resguardarse en sus casas para no ponerse en riesgo.
Sobresale que la respuesta de las Autoridades resultó tardía; no proporcionaron la información suficiente; no dieron una versión oficial de los hechos de forma rápida y, quizá lo más preocupante: que no conocemos hasta ahora un diagnóstico claro sobre la crisis de seguridad que tenemos en Jalisco y la estrategia que se está implementando para enfrentar tan grave problema.
SEGUNDO, el grupo delicuencial que opera en la Entidad mostró su capacidad de fuerza y dejó manifiesto que ha crecido, que utiliza tácticas militares para desenvolverse, que posee una enorme cobertura territorial, y confirma la información de que se ha convertido en una de las organizaciones criminales con mayor impacto en el país. Esta situación acarrea como implicaciones inmediatas que la manera de enfrentar a este grupo debe basarse en una estrategia multidimensional y de inteligencia.
TERCERO, también se evidenció que hay regiones del Estado en mayor grado de indefensión, y una de ellas es el Sur, donde los hechos violentos fueron menores en cantidad, pero más graves en resultados adversos. Por ejemplo, en Zapotlán el Grande quemaron una sucursal bancaria ubicada en una de las plazas comerciales más aclientadas de la Ciudad, o en Autlán incendiaron una de las gasolineras más importantes de ese Municipio. Y a esto habrán de sumarse los bloqueos que hubo en las principales vías de comunicación que conectan a estas Ciudades con los Municipios aledaños. Las políticas de desarrollo, por lo menos en los últimos tres Gobiernos Estatales, privilegiaron la inversión privada y pública en la Zona Metropolitana de Guadalajara, en detrimento del resto de las regiones de Jalisco. Y tal abandono propicia costos sociales que ahora empezamos a pagar.
CUARTO, sería ingenuo pensar que los eventos del primero de mayo pasado no tendrán un impacto en el próximo proceso electoral, y por lo menos veo dos, muy claros: el primero es que las Autoridades Electorales deberán reconocer el riesgo que puede generarse en la Elección venidera y actuar en consecuencia de ello; es decir, tendrán que redoblar sus esfuerzos en lo que les concierne para garantizar que tengamos unos Comicios concurridos y en paz.
En segundo lugar, que todos los candidatos a puestos de elección popular deberán retomar el tema de seguridad como un asunto prioritario para desdoblarlo adecuadamente y dejar de lado las iniciativas genéricas, para proponer rutas, estrategias y diagnósticos diáfanos de cómo van a enfrentar el problema.
Por lo pronto, es una prioridad en Jalisco construir una paz, basada en el respeto de todos los Derechos Humanos, sin excepción, sin dilación, sin componendas.

Correo electrónico:
jerqmex@hotmail.com

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