viernes, 29 de mayo de 2015

“¡No quemen etapas antes del Matrimonio!”

Papa Francisco a los novios:

Una Catequesis para que especialmente jóvenes y adolescentes comprendan la importancia del noviazgo y su misión, es la que dirigió el Santo Padre desde la Plaza de San Pedro.

PapaFrancisco

CIUDAD DEL VATICANO- “El noviazgo tiene qué ver con la confianza, la familiaridad, la confiabilidad”, dijo al iniciar su Catequesis el Vicario de Cristo. Se trata de una “confianza con la vocación que Dios dona, porque el Matrimonio es, antes que nada, el descubrimiento de una llamada de Dios.
“La alianza de amor entre el hombre y la mujer, alianza para la vida, no se improvisa, no se hace de un día para otro; no existe el matrimonio exprés: se necesita trabajar sobre el amor, se necesita caminar”. Por ello, esta alianza “se aprende y se afina”.
Un problema lo tiene “quien pretende querer todo y rápido, y después cede también a su todo -y rápido- ante la primera dificultad o la primera ocasión. No hay esperanza para la confianza y la fidelidad de la donación de sí mismo si prevalece el hábito de consumir el amor como una especie de ‘suplemento alimenticio’ del bienestar psicofísico. ¡El amor no es esto!”
Al contrario, “el noviazgo ‘pone el fuego’ (se centra) en la voluntad de cuidar juntos algo que nunca deberá ser comprado o vendido, traicionado o abandonado, por más tentadora que pueda ser la propuesta”.
También recordó que la Iglesia tiene la misión de cuidar “la distinción entre el ser novios y el ser esposos, sobre todo en vista de la delicadeza y profundidad de esta evaluación”. Asimismo, pidió estar atentos para “no despreciar con un corazón ligero esta enseñanza sabia, que se nutre también de la experiencia del amor conyugal felizmente vivido. Los símbolos fuertes del cuerpo conservan las claves del alma: no podemos tratar los vínculos de la carne con ligereza, sin abrir alguna herida duradera en el espíritu”.
Antes de terminar, invitó a las parejas a decirse el uno al otro: “Te haré mi esposa, te haré mi esposo”, y a “esperar ese momento”, que “es un recorrido que va hacia adelante lentamente, pero es un recorrido de maduración. Las etapas del camino no deben ser quemadas. La maduración se hace así, paso a paso.
“El tiempo del noviazgo puede convertirse de verdad en un tiempo de iniciación a la sorpresa de los dones espirituales con los cuales el Señor, a través de la Iglesia, enriquece el horizonte de la nueva familia que se dispone a vivir en su bendición”, dijo antes de pedir orar a La Sagrada Familia de Nazareth y a la Virgen, por los novios (ACI/EWTN Noticias).

¿Por qué el apego a la riqueza genera corrupción? El Papa responde

CIUDAD DEL VATICANO- “El apego a las riquezas es el inicio de todo tipo de corrupción, por doquier”, alertó el Papa Francisco en la Homilía de la Misa que presidió en la Capilla de la Casa Santa Marta, el día 25.
Según señaló Radio Vaticano, Su Santidad dijo que “aquellos que viven apegados al propio poder, a las propias riquezas, creen que están en el paraíso. Están cerrados, no tienen horizonte, no tienen esperanza. Y al final, deberán dejar todo”.
Así lo indicó, comentando el pasaje del joven rico que le pide a Jesús seguirlo, y le asegura que quiere vivir desde siempre los Mandamientos, pero después cambia totalmente su humor y actitud cuando el Maestro le dice que el último paso que debe cumplir, eso que le falta, es vender sus bienes, darlos a los pobres, y entonces seguirlo. De golpe, “la alegría y la esperanza” desaparecen en aquel joven, porque él no quiere renunciar a su riqueza.
En cambio, afirmó el Obispo de Roma, aquel paraíso terrenal de la riqueza es un lugar sin “horizonte”. “Y vivir sin horizonte es una vida estéril; vivir sin esperanza es una vida triste. El apego a las riquezas nos da tristeza y nos hace estériles. Digo ‘apego’, no digo ‘administrar bien las riquezas’, porque las riquezas son para el bien común, para todos. Y si el Señor a una persona se las da es para que las utilice para el bien de todos, no para que las encierre en su corazón, que después con esto se vuelve corrupto y triste.
“Abrir la mano, abrir el corazón, abrir el horizonte. Pero si tú tienes la mano cerrada, tienes el corazón cerrado como aquel hombre que hacía banquetes y se vestía lujosamente, no tienes horizontes, no ves a los demás que tienen necesidad, y terminarás como aquel hombre: lejos de Dios”, concluyó (ACI).

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