jueves, 14 de mayo de 2015

¡Felicidades a los Profesores!

Maestro: Educador y forjador
Binomio insoslayable: “quien educa y forma”

“La personalidad del Maestro-Educador se muestra en su ser personal y en su quehacer de por vida. La senda para alcanzar su personalidad orientará el caminar de todo Educador. Es como el núcleo más íntimo de él en toda su dignidad, a causa de su razón de ser y su autonomía” (Cfr. AGF. La Educación en la Historia, Editorial Gobierno del Estado de Jalisco, Pág. 30. DR).

Toda consignación sobre el Día del Maestro, 15 de mayo, debe ser un hermoso reconocimiento a su vocación: tarea y empeño. Asimismo, por honradez intelectual, labor crítica que sepa señalar también desvíos y vicios para su obligación de educar, como empuje diario, y siempre. Porque la tarea del Maestro se enfrenta con problemas generacionales muy agudos; tiene que estar atento a la Educación y su desarrollo a través de la Historia y discernir el binomio Comunicación-Educación como camino de una capacitación docente para la vida y para su ejercicio profesional.
La personalidad del Maestro-Educador debe estar atenta a un claro y noble “¿Para qué?”, así como un “¿Para quién?” De ahí se arraigan los “supuestos” sine quo non (sin los cuales) no se llega a ser Maestro: a su plenitud humana personal de hombre íntegro y cabal. De ser un hombre clarividente de su misión que busca la Verdad y el camino hacia ella. De ser hombre honesto con Dios, que es el Maestro por excelencia, propuesto en la Persona de Jesús; honesto para con los hombres, sus hermanos; y honesto consigo mismo, por elemental congruencia de estar convencido de que “la peor mentira es la que nos decimos a nosotros mismos”.
Hombre recto, con rectitud de la Verdad. Educador “Quijote” por rectitud enérgica y digna para con el hombre desvalido. Educador, a la vez, como hombre “de coraje”: firmeza, tesón, valentía y lealtad. Y hombre de acogimiento y calor humano para comprender y entender personas al igual que circunstancias. Finalmente, hombre sabio: hombre de Ciencia, con acervo de conocimientos para impartirlos generosamente. Éstos son los “supuestos”, sin idealismos, del Maestro-Educador por antonomasia, el Señor Jesús (Op. Cit., 1979).

I. CUATRO MOMENTOS, HITOS HISTÓRICOS, DE LA EDUCACIÓN EN AMÉRICA
La labor enjundiosa y plena de los Maestros en toda nuestra América nos consta, y puede dividirse en Cuatro Momentos, como Hitos precisos de su devenir histórico:
1° La Educación, concebida como tarea convencida y esencial del “tlamatini–maestro” en nuestras Culturas Indoamericanas: Navajo, Cheyenne, Maya, Tolteca, Inca, Azteca, Araucana y Chibcha, por tan sólo señalar unas cuantas, floreció en todas ellas como “misión sagrada”. Es, en término consagrado, la Toltecáyotl: formación del hombre y corazón. Ejemplo insigne: Tlacaélel, el Maestro consejero por excelencia. Educadores y Maestros en Instituciones precisas y consagradas: la Hogareña, la Cívica, la Religiosa, la Artística. Todo ello, plasmado en sus Glifos esculpidos y en Códices de sus Anales. ¿Habremos abrevado de estas límpidas y recias fuentes? La pregunta se abre a toda nuestra América.
2° La Obra primordial, también clarividente y definida, heroica y tenaz, fue la de los ínclitos Misioneros de América, entregados Maestros. Labor educativa. Forjadora, más en el primer siglo de roturación. Verdadera Cruzada educativa. Pedagógica, en todo el sentido de la palabra. De gran nobleza y heroísmo. De enfrentamiento contra los abusos prepotentes de los dizque conquistadores y colonizadores. Brilla por su firmeza y santidad un Tata Vasco de Quiroga, por su huella profunda. Y un Francisco Xavier Clavijero, el incansable Jesuita, y sus Hermanos sin par. ¡Y vaya, qué sabios… y qué Maestros! Oro acrisolado por sus méritos.
3° Durante el Siglo XIX, ya con naciones fraguadas en la Independencia, brota el Momento de las Teorías; Posturas pedagógicas; Métodos. Resaltamos tres rasgos: reiteramos las Teorías y Métodos como el de Pestalozzi, obra práctica. Y el llamado “Método ABC”. También el empeño educativo del Dr. Valentín Gómez Farías y su huella, sin aceptar su carga ideológica persecutoria.
4° Los Siglos XX y XXI implican todo un estudio y ensayo, tanto muy preciso como crítico, que ya se ha hecho. Nos permitimos una opinión: son los Siglos de los Maestros, reduplicativamente calificados, y de Unidad Nacional. Su axiología requiere mucho espacio por su importancia y enjuiciamiento. Fueron, son, siglos de Maestros eméritos y entregados. ¡Loor a quienes Honor merecen!

Cartón Maestros

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