jueves, 21 de mayo de 2015

EDITORIAL

Los martirologios de cada día

En los pueblos de todos los tiempos, siempre ha habido gente altruista, generosa, que se ha sostenido en sus convicciones de manera admirable. Por contraparte, hay otros que cambian de bandera al primer hervor de emociones, en la adversidad económica, política, o al menor asomo de decepciones. Las historias de cualquier época, del Cristianismo en particular, están sembradas de nombres, vidas, familias y testimonios grandiosos, que han sido escritos con sangre inocente y una defensa muy templada de sus convicciones.
Al presente se constatan vigorosas expresiones y creencias religiosas, llenas de vitalidad, de grupos humanos en congruencia con sus convicciones. En la Región del Occidente: Jalisco, Nayarit, Zacatecas, Guanajuato, Aguascalientes, Colima, Durango, el recuerdo de los Mártires del tiempo de La Cristiada sigue vivo en muchos hogares, así como en la Liturgia particular de las diversas Iglesias. Hay hilos culturales y religiosos que muestran senderos luminosos y vidas ejemplares para la época actual.
Por estos días se están dando coincidencias en este sentido. Hace exactamente 15 años que fueron canonizados los Mártires Mexicanos: Cristóbal Magallanes Jara y 24 Compañeros. Fue el 21 de mayo del año del nuevo milenio el que marcó a este acontecer un parteaguas para la vida religiosa de México y para toda Hispanoamérica; una lectura fiel de lo valioso de su testimonio en días difíciles. En fecha reciente, el Papa Francisco autorizó el Decreto que reconoce el Martirio de Monseñor Óscar Arnulfo Romero Galdámez, Arzobispo de San Salvador, asesinado en 1980, y programada su Beatificación para este 23 de mayo.
Y otro acontecimiento, que por su cercanía no se olvida: el 24 de mayo de 1993 fue asesinado el Arzobispo de Guadalajara, Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo. ¿Quién lo mató? Es la pregunta que -22 años después- se mantiene. Él fue abatido por 14 impactos de bala en el estacionamiento del Aeropuerto Internacional de Guadalajara. Se dice en algunas esferas públicas y privadas: “Conocía los nexos del narcotráfico boliviano-colombiano-peruano con ciertas mafias mexicanas y algunos políticos de aquí mismo”… Hay congruencias que desembocan en el martirio… ¿Y hoy? ¿Sigue habiendo Mártires? ¿Se necesitan?
La pregunta es crucial. La respuesta ocurre en cada generación. Hay familias, personas que desde su posición de trabajo, o en los grupos de mando, gobierno, intelectuales, maestros; hombres y mujeres de todos los rangos, con su modo de vivir y cuestionar a la Sociedad, parecen estar dotados de principios incorruptibles, con prácticas de convicciones morales de alta valía. Ellos son los testigos del presente, los héroes; Mártires de Fe profunda.
En relación con el entorno más cercano donde vivimos, coincidiremos en que está hambriento de testigos; es decir, de Mártires. Alguna vez escribió un Especialista en temas de Educación -Erich Fromm- al hacer un diagnóstico de su mundo: el mundo necesita “Mártires, más que héroes”. Y agregó: “Las características del Mártir consisten en ser, dar, compartir; las del héroe son: tener, explotar, violar”.
Los Martirologios de cada día, a todos nos reservan un testimonio personal. El Papa Benedicto XVI ha subrayado, en este renglón: “El testimonio supremo de la sangre no es una excepción reservada solamente a algunos individuos, sino una eventualidad realista para todo el pueblo cristiano”. En estos tiempos políticos y de alborotos sociales, tendríamos que meditar y asimilar esa frase: “Para un Gobierno injusto, el Mártir es más nocivo que el rebelde”… No más Mártires de la violencia, sino constructores de paz.

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