jueves, 23 de abril de 2015

María, signo de paciencia y alegría

Peregrinación a la Casa de nuestra Madre

La Arquidiócesis de Guadalajara, desde hace algunas décadas, realiza una visita a la Basílica de Guadalupe durante el Tiempo Pascual, con la intención de suplicarle su consuelo ante las adversidades de los tiempos actuales.

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Dulce Natalia Romero Cruz

Alrededor de 4,000 personas, entre Sacerdotes, Diáconos, Consagrados y Laicos de la Arquidiócesis tapatía peregrinaron al Santuario de la Santísima Virgen de Guadalupe el miércoles 15 de abril, encabezados por el Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo Metropolitano, y los Obispos Juan Humberto Gutiérrez Valencia, Auxiliar, y José Leopoldo González González, Electo como Pastor de la nueva Diócesis de Nogales. Participaron representantes de entre 45 y 50 Parroquias, y casi 60 Presbíteros.

La alegría del cristiano
Durante la Homilía, el Cardenal Francisco Robles habló del gozo que comparte con nosotros la Virgen María por la Resurrección de su Hijo: “Estamos en la Casa de nuestra madre para celebrar la alegría más grande que Ella experimentó, que es ver a su Hijo Resucitado de entre los muertos. Su corazón había sido traspasado por una lanza de dolor al verlo expirar en la Cruz, pero ahora María se llena de infinito gozo. Esta alegría es nuestra porque Jesús murió y resucitó por nosotros. La vida de Jesús no se acabará jamás, esa vida que nos comunica, nos participa y nos da. Por eso estamos destinados a la vida eterna”.
Además, mencionó que muchos de los peregrinos podrían haber llegado a la Basílica del Tepeyac con preocupaciones y penas en su corazón, “pero yo deseo y anhelo que esa tristeza, al contemplar la alegría de María por la Resurrección de su Hijo, se aligere, se alivie, porque ha quedado demostrado que el triunfo no es de la muerte ni del pecado, sino del Bien”.

La vista hacia la vida plena
Nuestro Pastor Diocesano aseguró que, como los Apóstoles, nosotros los fieles debemos tener Esperanza en Jesucristo: “Qué hermoso escuchar la Lectura del Evangelio de Jesús Resucitado, que se presenta en medio de sus discípulos, confundidos y abatidos por la tristeza de la Crucifixión de su Maestro, diciéndoles ‘La paz sea con ustedes’. Cristo quiere restaurar, quiere que recuperemos la paz y la esperanza, porque sólo curados de nuestra pena podemos ser enviados. Y nos dice: ‘Como mi Padre me envió, así los envío Yo’, y sopló sobre ellos y les donó la presencia y la fuerza de Dios Espíritu Santo.
“Es Cristo, en esta Casa de María, quien quiere curarnos, apaciguarnos, sanarnos, para poder decirnos que nos envía; somos sus discípulos, sus enviados, y debemos ser testigos de su Resurrección en medio de los quehaceres diarios de la vida, de nuestra profesión, de nuestra familia y en medio del mundo, para ser testigos de la vida nueva que Él nos mereció con su Resurrección”.

“Cristo quiere vernos activos, participativos en la tarea de anunciar y comunicar la Buena Noticia a todos, sin distinción”.

El trabajo del VI Plan
Recordó, a todos los presentes, que en la Iglesia de Guadalajara (Presbíteros, Diáconos, Consagrados, Fieles Laicos, Comunidades Parroquiales, Movimientos, Grupos, etc.) se ha estado haciendo un renovado esfuerzo para ser Evangelizadores de Jesucristo, y en ese proceso se ha llegado a un punto importante: “Hemos puesto por escrito lo que nosotros consideramos que Dios nos está pidiendo para este momento en Guadalajara, para que todos nos inspiremos en esa luz, en ese Plan, y nos entusiasmemos a ser Agentes comprometidos en la tarea de la Evangelización. Cristo Resucitado quiere ser conocido, participar su vida y su paz a todos, pero desea hacerlo con la fuerza de su Espíritu comunicado a sus discípulos, y por eso nos convoca, envía y compromete a ser Evangelizadores en todos los rincones, Parroquias y Comunidades”.
Para finalizar, animó a los peregrinos a que en esa Basílica Nacional de La Morenita se sintieran reconfortados: “María mandó hacer esta Casa para acoger a todos los habitantes de estas tierras, y la pidió para que fuera también nuestra. Por eso, dejémonos contagiar por la alegría de María, que nos compromete, nos consuela, nos anima, nos cura, nos sana y nos dice: ‘No teman, aquí estoy Yo que soy su Madre’. Recibiendo este mensaje de amor y de consuelo, sigamos celebrando este encuentro con Jesucristo vivo y vayámonos de aquí con un compromiso renovado, de ser auténticos Evangelizadores”.
Al terminar la Celebración, cada una de las delegaciones parroquiales se organizó para visitar diferentes poblaciones aledañas o en el camino; otras, sólo recorrieron lugares en la misma Ciudad de México o regresaron a Guadalajara. Por ejemplo, peregrinos de Nuestra Señora de Guadalupe, en la Colonia Constitución, de Zapopan, que preside el señor Cura Manuel Eufracio Retana, Coordinador Diocesano de la Peregrinación, de regreso visitó el Pueblo Mágico de Malinalco, Estado de México.

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