jueves, 16 de abril de 2015

EDITORIAL

El Águila indómita, transitoriamente derrotada”


“La Patria es impecable y diamantina”, afirmaba el Poeta .jerezano, y sin embargo, sus habitantes la cargamos de .desdichas, de insultos e infidelidades. “Tu superficie es el Maíz…” por siglos el alimento más apetecido por las Sociedades de toda categoría; pero la pobreza impide que muchas familias, poco más de 50 millones de moradores de estas tierras, consigan algo decoroso para vivir… porque hemos construido un país de enormes desigualdades, donde quienes más tienen se convierten en arpías de los desheredados, de los campesinos frágiles. Las Elecciones debieran ser un camino de esperanza para cambiar el rumbo, y más bien parece que hasta en eso tenemos comprometida nuestra libertad.

Cuando algún mexicano del campo, de las ciudades industrializadas, de la frontera a la costa, de etnias seculares o de cinturones de miseria sufre ignorancia y pobreza y sólo le llegan las migajas de una educación y desarrollo ofrecido a cuenta gotas… o cuando la violencia transgénica nacida de ansias híbridas entre las ambiciones de Poder y la hechura de un mal Gobierno, los círculos de indigencia estarán acechando en las urbes y en el agro. Mientras se manipulen y soporten Elecciones de fantasía, a la par las arcas públicas derrochan para unos cuantos y se continúa cambiando espejitos de falsedad por el oro de la dignidad… el Águila de la Bandera mexicana sigue siendo ultrajada.

“El Águila indómita, transitoriamente derrotada”, fue una expresión épica en una Novela de Eraclio Zepeda, en la que quiso retratar los vaivenes de Revoluciones, Comicios, asonadas, traiciones y compromisos no cumplidos cuando se prostituían los ideales patrios en los inicios del Siglo XX…Podría decirse, con sorna, que “nada qué ver con el presente”. No obstante, parece que el esquema se reproduce; se afina la medusa de siete cabezas, serpientes venenosas y hambrientas que recorren el país en unas Elecciones de juguetería.

Hace poco menos de un siglo, cuando los acomodos del Movimiento Revolucionario trajeron incertidumbre y zozobra a muchas familias mexicanas, e incluso Persecuciones Religiosas, el pueblo buscó donde fuera un remanso de paz para vivir y trabajar, incluso allende las fronteras. Mientras las ideas revolucionarias y las armas de la violencia ansiaban acuerdos de convivencia pacífica y respeto a las instituciones. La Historia semeja un libro que da vuelta a sus propias páginas de manera recurrente. De entonces al presente, nuestra Bandera sigue siendo ultrajada sin piedad, en sus habitantes en sus familias, en su identidad más profunda.

Periódicamente, los muertos abundan por doquier; la impunidad recorre el país como bestia apocalíptica; las marrullerías de cierta clase gobernante se vuelven escarnio en los comentarios populares, en la fecundidad crítica de las Redes, en los Talleres de Concientización Ciudadana. Aun así, como que el país camina huérfano de cordura, no llegan los cambios en la relación Pueblo-Gobierno.

En tiempos de cordura, de convivencia, la tenacidad, la eficiencia, favorecen el empleo en fábricas, comercios, servicios, en la Iniciativa Privada y hasta en Oficinas de Gobierno. En tiempos de Elecciones, la cordialidad se traspapela; los ingredientes de la propaganda electorera son la dádiva; el trato lambiscón, sometimiento silencioso… “Quedarse quietecito para salir en la foto”. Las Administraciones por llegar ya van poniendo sus reglas. Por supuesto que no todos ni para siempre. Son algunos, y temporalmente, los arrastrados por el maremagnum electorero. Cierta “república” parece mujer mal sentada exponiendo sus riquezas íntimas al mejor postor. Y no importa el color de Partido; para todo puede haber arreglos.


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