jueves, 16 de abril de 2015

La Espiritualidad de Comunión y la Fraternidad Sacerdotal

Parte del Plan de Pastoral


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Pbro. Óscar Maldonado Villalpando


No con poco entusiasmo, los Sacerdotes del Decanato de San Pedrito esperaban la presencia del Arzobispo Emérito de León, José Guadalupe Octavio Martín Rábago, el jueves 26 de marzo. Ahora la reunión fue en la Parroquia de La Purísima Concepción, en la Colonia Las Huertas, Tlaquepaque.

Una reunión colmada de expectativas por la relación tan estrecha del Prelado con la Arquidiócesis de Guadalajara y, sobre todo, en ministerios vitales y circunstancias coyunturales: Prefecto, Catedrático y Rector de nuestro Seminario Diocesano; Secretario Canciller de la Curia Arzobispal; Obispo Auxiliar y luego Administrador Diocesano. Bien pronto se hizo presente, y con mucha afabilidad saludó a los Sacerdotes. Luego pasaron al Templo Parroquial para rezar la Hora Menor ante el Santísimo.

Ya ubicados en el salón parroquial de la planta alta, luminoso y limpio, inició el invitado su exposición resaltando la importancia del tema por su propia naturaleza y por las circunstancias y las secuelas de la cultura reinante.

En el ambiente que vivimos, se hace presente el egoísmo, el individualismo, y en un momento así, cobra real importancia la necesidad de la Fraternidad Sacerdotal, que encuentra su fundamento en la Espiritualidad de Comunión.


LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS

La Iglesia es ícono de La Santísima Trinidad. De ahí toma su esencia y su explicación. A partir del Concilio Vaticano II, algunos pensaron que lo importante es la actividad de la Iglesia. De ahí que se hizo autorreferencial, y podemos quedarnos con la idea de que la Constitución Lumen Gentium dio una gran importancia a la Iglesia en sí. La Iglesia es Luz de los Pueblos, y entonces se fue desarrollando un “eclesiocentrismo”. Pero sucede que los Padres Conciliares nunca dijeron eso. La Constitución es: “Cristo es la Luz de los Pueblos. Este Sacrosanto Concilio, reunido en el Espíritu Santo, desea iluminar a todos los hombres anunciando el Evangelio a toda creatura”. Cristo es la Luz de los pueblos. Por eso debemos purificar nuestra visión del ser y quehacer de la Iglesia, que se expresa en la Espiritualidad de Comunión.

De un tiempo para acá, se han elaborado muchos Planes, muchas técnicas para cumplir la Misión de la Iglesia, y se ha hecho a un lado la Espiritualidad, la fuerza del Espíritu. La Iglesia no se construye de abajo hacia arriba; su fortaleza viene de lo Alto. De ahí que hemos de dirigir la mirada del corazón a Dios y a los hermanos.


EL HERMANO, EN EL PLAN DE DIOS
El Santo Padre nos dice que hemos de contemplar al hermano como “alguien que me pertenece”, pues él es un regalo de Dios. De otra manera, las técnicas, los planes podrán ser medios sin alma, máscaras de comunión. No podemos tomar la situación “de Generales derrotados”


TRATO PRESBITERAL

Luego el Arzobispo Martín, para aplicar estas enseñanzas, hizo un recuento de su recorrido, participando en el caminar de la Arquidiócesis; los años de su formación; enseguida como Superior del Seminario desde 1961; luego Rector del Seminario; tres años Obispo Auxiliar de Guadalajara; Obispo de León; Arzobispo de esa nueva Arquidiócesis, donde conoció también los Presbiterios de Diócesis vecinas al ser Administrador Apostólico de ellas.

Así que, con mucha propiedad, puede hablar al respecto, aludiendo a fallas en la fraternidad, como el alegrarse al atacar y criticar al hermano; alegrarse porque alguien cae; no estar cerca del que cae. Por eso es necesario asumir la Espiritualidad de Comunión en el Presbiterio, no sólo por la eficacia, ya que el estar unidos convence, da frutos, por la congruencia. La Fraternidad es algo propio de un Presbiterio; es importante pertenecernos; estar unidos desde dentro; todos necesitamos de cada uno.

De ahí que es menester correr el riesgo del encuentro con los demás, con todo realismo, y hagamos posible la manifestación de signos de la fraternidad. Que no nos quedemos al margen. Luego de algunas preguntas, prosiguió el descanso y se siguió participando y conviviendo. Enseguida, se pasó a la segunda parte de la intervención del mitrado.


LA SEGURIDAD Y LA PAZ EN MÉXICO

En forma breve, el también ex Presidente de la Conferencia Episcopal Mexicana abordó la problemática nacional y los deberes de la participación como Iglesia en el terreno social. Recordó las tres bases de la acción de la Iglesia: la Predicación, la Liturgia y la acción fraternal de Caridad.

Esto llama a hacer oración como lo insiste el Papa y a iluminar, como Pastores, al Pueblo de Dios, con la verdad de la Fe para ir construyendo una Sociedad en justicia y en paz.

De esa manera, este Decanato recibió una gran luz sobre estos temas fundamentales, de parte de un reconocido Maestro, como lo fue Monseñor Guadalupe Martín en el Seminario, y ahora como Pastor Emérito de la Iglesia.


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