jueves, 30 de abril de 2015

Jóvenes y Obispos, por un cambio positivo en México

Cardenal José Francisco Robles Ortega,
Arzobispo de Guadalajara

Mensaje de Apertura de la XCIX Asamblea Plenaria del Episcopado Mexicano
(Tercera parte)

En esta Asamblea de Obispos, hemos pedimos a Dios que nos ayude a seguir aportando, cada vez con mayor fidelidad, lo que nos corresponde como Pastores al servicio de todos los hombres y mujeres de México: el Anuncio de la Buena Nueva, la Celebración de los Sacramentos, la oración, los propios sufrimientos, la atención pastoral a las familias, a los niños y jóvenes, al mundo de la cultura, de la educación, del desarrollo; a nuestros indígenas, a los migrantes, a los enfermos, a los ancianos, a los campesinos y a los más necesitados.
Rogamos al Señor que nos conceda ser perseverantes en la oración por la paz. Que tengamos un corazón abierto para escuchar y atender a las víctimas de la violencia. Que sepamos ser “puentes” para facilitar el diálogo social, la reconciliación y el perdón, como ha propuesto la Dimensión Episcopal de Justicia, Paz, Reconciliación, Fe y Política mediante la Campaña #Por1MÉXICOenPAZ.
Que impulsemos, con sabiduría, humildad y prudencia a los Clérigos, Consagrados y Laicos para que vivan plenamente su identidad, su vocación y su Misión. Que sepamos brindar a los jóvenes cercanía, testimonio, estímulo, orientación y esperanza, ayudándoles a descubrir la belleza de la amistad con Dios.
A pesar del descrédito, descontento y hartazgo generalizado hacia el sistema político mexicano, y del escándalo y el dolor que provocan las debilidades y delitos de algunos hijos de la Iglesia, vemos con grata sorpresa que hoy los jóvenes asumen un mayor protagonismo y participación en la Iglesia y en la Sociedad.
Esto exige de nosotros ser sus compañeros en el camino de la vida, guiándolos y aprendiendo de ellos. No permitamos que su fuerza sea apagada por el abandono, la confusión o la desilusión ¡Ellos son el presente y el futuro de la Iglesia, de México y del mundo!
Como ya advertíamos en el Documento “Educar para una nueva Sociedad”, vivimos un cambio de época en el que los grandes referentes de la cultura y de la vida cristiana están siendo cuestionados y a veces relegados. Ante esta situación, que amenaza la identidad misma de los mexicanos y la cohesión social, debemos buscar caminos adecuados para ayudar a los jóvenes a ser “destinatarios y protagonistas prioritarios de la Nueva Evangelización en el contexto social post-moderno”.
Los jóvenes necesitan Pastores dispuestos a comprender que el cambio de época requiere nuevas formas de transmitir la alegría del Evangelio, que provoquen el encuentro personal y comunitario con Aquél que es el Camino, la Verdad y la Vida (Cfr. Jn 14, 6). ¡Pidamos a Dios la sabiduría, la audacia y la valentía de hacerlo!

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