Los jóvenes: un fuego que arde y no se apaga

Conclusiones de la 99ª Asamblea de la CEM

Llegó a su fin la Asamblea Plenaria de los Obispos Mexicanos, dedicada a estudiar la realidad de los jóvenes, con la intención de estar más cerca de ellos y entenderlos mejor, para que la Iglesia pueda dar respuesta a sus necesidades e inquietudes.

Dulce Natalia Romero Cruz

Con el tema de estudio “Los jóvenes, destinatarios y protagonistas prioritarios de la Nueva Evangelización en el contexto social post- moderno”, se realizó la 99ª Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano, que reunió a 125 Pastores (entre Cardenales, Arzobispos, Obispos, Obispos Eméritos y Obispos Prelados), 32 Sacerdotes, 3 Religiosas y 12 Laicos, que participaron del 13 al 17 de abril. El objetivo fue renovar la fascinación; acercarse, reconocer, escuchar y asumir la vida de los jóvenes en sus lugares vitales y buscar nuevos caminos para la Evangelización de la juventud mexicana, iluminados por la luz del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia. El resultado fue una propuesta clara y definida para poder anunciar a los chavos la Buena Nueva, aunque tenga que ser de una manera distinta a lo que se ha hecho a través de las Comunidades y Grupos Parroquiales.

El momento de actuar
Durante el martes y miércoles de la semana anterior, la Asamblea se enfocó en el fascinar y escuchar; y en el tercer día de trabajo, en el “discernir”, para poder llegar a una conclusión y un compromiso.
En la Misa de Clausura, presidida por el Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, CEM, aseguró: “Con nuestro trabajo hemos buscado renovar el esfuerzo por dar un valiente testimonio, que proviene de la certeza de que la nueva vida, la verdadera vida para los jóvenes y para todos, proviene de Cristo”.
Al final, se leyeron los Mensajes por parte del Episcopado Mexicano y también de la Dimensión Episcopal Mexicana de Pastoral de Adolescentes y Jóvenes (DEMPAJ). Los Obispos dirigieron, en tono de conclusión, unas palabras para los jóvenes, diciendo que, “al volver a escucharles y sentirles, se revitaliza nuestra fascinación por Cristo. En ustedes, queridos adolescentes y jóvenes, se renueva también el corazón de México”.
Agradecieron sus oraciones y aseguraron que ellos también rezan por la juventud: “Llegó el tiempo en que los Obispos de México, escuchando la voz de los jóvenes, decidimos caminar junto con ustedes en la construcción de una nueva cultura, la del Amor.
“En esta experiencia reafirmamos la convicción del Amor que Dios les tiene a ustedes y a nosotros al darnos la oportunidad de poder acompañarles y servirles. Nos inspira la vivencia de Moisés ante la zarza ardiendo: un fuego que arde y no se apaga. Queremos dejarnos guiar por la Voluntad de Dios, quitándonos las sandalias delante de la zarza ardiente, que nos envía a ustedes”.

“Tierra sagrada”
Además, nuestros Pastores los instaron a que nunca caminen sin Dios, que se acerquen a Él y aprendan de Jesús que tanto confía en ellos “por esa fuerza renovadora que hay en sus personas, y que la Iglesia y la Sociedad ven como una promesa de florecimiento de la vida, y vida en abundancia. Queremos estar muy cerca y manifestarles que están en nuestro corazón”.
Ofrecieron algunos pensamientos: “Sólo puede salvarnos una Persona: CRISTO. Porque sin Él no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro”. (Benedicto XVI). “No entierren sus talentos, no tengan miedo de soñar cosas GRANDES” (Papa Francisco).
Para finalizar, les dijeron que esperan su respuesta valiente al llamado de Cristo, porque se necesita su colaboración para la Evangelización de los jóvenes en los distintos espacios.

La respuesta
Por parte de la Dimensión Episcopal Mexicana de Pastoral de Adolescentes y Jóvenes (DEMPAJ), expresaron a los Obispos: “Desde el momento en que conocimos que uno de los temas que tratarían en la XCIX Asamblea Plenaria era la Evangelización de los jóvenes, nuestros corazones se llenaron de alegría y de esperanza; pero también nos sentimos con temor y retados por la encomienda”.
Mostraron su alegría y dieron gracias a Dios por haber sido tomados en cuenta en esta Reunión: “A nombre de todos los jóvenes de México, queremos agradecerles toda esta semana que han compartido con nosotros, pues hemos sido testigos de su alegría, de su fraternidad, de su espontaneidad y de su frescura. Hemos encontrado, en ustedes, el rostro joven de Cristo que vive entre nosotros.
“Gracias por el espacio y el tiempo que nos han dedicado; por dejarse fascinar, por escuchar la realidad que vivimos y por discernir nuestros desafíos; también por su confianza y apertura, porque redescubrimos en ustedes a nuestros Maestros y Pastores, Padres y Amigos que confían en la juventud; porque han aceptado y respaldado nuestras propuestas. Gracias por aceptar el reto de revitalizar juntos la Pastoral Juvenil, porque su respaldo y compañía nos impulsa y anima a seguir construyendo la Civilización del Amor”.
Los representantes de DEMPAJ reiteraron su compromiso de lo que han oído, visto, contemplado y tocado (haciendo cita al Evangelio de Juan, 1, 1), prometiendo compartirlo y anunciarlo a los jóvenes de sus Diócesis. “Regresamos a nuestros hogares, impulsados por el Espíritu Santo y entusiasmados por los frutos que han surgido de este Pentecostés que hemos vivido juntos. Sepan que siempre cuentan con nosotros”.

Mensaje de los Obispos de México
¡Sin confianza y participación, no se avanza!
Los Obispos de México somos conscientes del creciente reclamo de los ciudadanos que, cada vez con mayor insistencia, piden ser escuchados y atendidos, sobre todo por quienes se han comprometido a servir al pueblo. No hay razón para oídos sordos.
Como sucede en la familia, incluso en las crisis, lo que se necesita para salir adelante es la confianza. Confianza que brota de tener la seguridad de que se está buscando el bien de todos, no sólo de algunos. Lo mismo sucede con nuestro pueblo mexicano. Necesita saber que sus Instituciones y Autoridades trabajan responsable y honestamente por el bien de todos, particularmente por los que menos oportunidades han tenido.
Un pueblo sin confianza alimenta la indiferencia, el desaliento o la agresividad. No podemos negar la crisis actual de nuestra querida Patria. Si no reconocemos que el Mal se está extendiendo hasta en las Instituciones que deberían erradicarlo, no podremos solucionarlo. El Mal no tiene la última palabra. ¡Nos urge la honestidad!
No nos acostumbremos a lo que destruye la dignidad del ser humano y el valor de la vida: la injusticia, la corrupción, la violencia, la impunidad… Todo esto, provoca la desconfianza y desalienta la participación. Los mexicanos no podemos tolerar a quienes buscan el Poder sólo para favorecer sus intereses.

La verdad es el único camino
¡Los Obispos queremos ayudar a restaurar la confianza de nuestro pueblo! Ésa es nuestra Misión. La confianza se gana hablando con la verdad, cumpliendo los compromisos, construyendo la justicia y respetando la vida, a ejemplo de Cristo, en quien todos confiaron viéndolo hacer el Bien. Los mexicanos podemos reconocer el Bien y vivirlo.
Que las Familias, los Maestros, las Comunidades, las Autoridades y todas las Instituciones públicas y privadas eduquen en la confianza con el ejemplo; cumplan bien sus responsabilidades, actuando con legalidad, honestidad y solidaridad. Eso es lo que merecen y esperan todos los ciudadanos, sobre todo los niños y los jóvenes, que son el presente y el futuro de nuestro país.
Sepan que en cualquier diálogo con las Autoridades y los diferentes sectores sociales, los Obispos seguiremos expresando con claridad y firmeza las grandes necesidades de nuestro pueblo mexicano.
Orando y trabajando, tenemos la esperanza de mejorar. Es la confianza que nos da Jesús. Con su Muerte y Resurrección nos ha demostrado que el Amor vence al Mal y hace triunfar el Bien y la Vida. Santa María de Guadalupe nos acompaña en este camino.
¡Todos debemos participar para construir un México en el que confiemos unos en otros! Si actuamos con verdad, recuperaremos la confianza.