jueves, 1 de agosto de 2013

Visita Pastoral del Cardenal y Rector del Seminario

En Santa María Magdalena, Tesistán


Sin duda, la presencia del Obispo es de vital importancia, lo mismo en las comunidades parroquiales que en el Seminario Diocesano y entre el Presbiterio.


José Antonio Larios Suárez,

4°de Teología


DSCF3090[1]El lunes 15 de julio, el señor Cardenal José Francisco Robles Ortega, Arzobispo de Guadalajara y Rector de nuestro Seminario Diocesano, se hizo presente en la Comunidad de Santa María Magdalena, en Tesistán. Ha sido su primera Visita Pastoral a este lugar, y fue recibido con muestras de Fe y entusiasmo, tanto por parte del señor Cura Gabriel Espinoza Íñiguez, como de los fieles y los seminaristas que estuvimos realizando ahí un Campo Misión, y donde, por cierto, del 13 al 22 de julio se celebraron las Fiestas Patronales en honor de Santa María Magdalena.

Dicha Visita Pastoral resultó fructífera y emotiva para todos. El Párroco le presentó, al Arzobispo Metropolitano, a la comunidad, sus avances, retos y proyectos pastorales, en tanto que los 15 Seminaristas Misioneros y nuestro Padre Formador al frente del Campo Misión, pudimos experimentar la satisfacción de convivir con nuestro Obispo y Rector. A su vez, la grey pudo sentir la presencia de su Pastor Diocesano.


LA FIGURA DEL OBIPO EN LA EXHORTACIÓN PASTORES GREGIS: CON EL PUEBLO Y PARA EL PUEBLO


Sin duda, la presencia del Obispo es de vital importancia, lo mismo en las comunidades parroquiales que en el Seminario Diocesano y entre el Presbiterio. En esta Visita Pastoral del señor Cardenal a la Comunidad de “La Magdalena” (al extremo Norponiente de la Cabecera Municipal de Zapopan), pudimos palpar la presencia del Padre y Pastor que está al cuidado de sus Sacerdotes, de su Seminario y de todo el Pueblo Santo de Dios, ya que el Obispo, tal como se nos presenta en la Exhortación Apostólica Pastores Gregis, tiene la especial encomienda de contribuir a la edificación de la Iglesia, misterio de comunión y misión, y por ello, debe dar prioridad al encuentro con las personas, empezando por el Párroco y los demás Sacerdotes; verse cercano a su grey a través del ministerio de la palabra, la santificación y la guía pastoral; estar en contacto directo con las angustias y las preocupaciones, las alegrías y las expectativas de toda la gente, con la posibilidad de confirmar a todos en la Fe y exhortarlos a la Esperanza.

En una Visita Pastoral, el Obispo es signo de la presencia del Señor que visita a su Pueblo; su actividad evangelizadora está orientada a conducir a los hombres a la Fe y robustecerlos en ella. Es así como manifiesta su paternidad, que transmite a sus hermanos, a los que cuida como el Buen Pastor, según lo que escucha y recibe del corazón de la Iglesia.

Su ministerio pastoral recibido cuando fue ordenado Obispo, lo pone “ante” los fieles, aunque su “ser para” los fieles no lo separa de “ser con” ellos. Gracias al Bautismo que ha recibido, el Obispo participa, como todo cristiano, de la espiritualidad que se arraiga en la incorporación a Cristo y se manifiesta en su seguimiento. Cada Obispo ora con su pueblo y por su pueblo, a la vez que es edificado y ayudado por la oración de sus Sacerdotes, Diáconos, personas de Vida Consagrada y Laicos de toda edad. El Obispo ejerce su ministerio de santificación proclamando y predicando la Palabra de Dios, dirigiendo la oración por su pueblo y con su pueblo, presidiendo la Celebración de los Sacramentos.

Así pues, en este Año de la Fe es conveniente redescubrir la presencia de Dios a través de los signos e instrumentos de su Gracia, y uno de esos signos sensibles de la Gracia es el Obispo, quien haciendo las veces de Cristo Buen Pastor, apacienta, rige y santifica a la Iglesia. En el marco de la Misión Continental, la presencia del Obispo sigue motivándonos a ser discípulos y misioneros, a trabajar por el Reino de Dios y a formar comunidad para que la Fe eclesial madure y produzca sus frutos.


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