El Papa Francisco:
Lic. Fernando Antonio Guzmán Pérez Peláez
En su visita a Brasil, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud, el Papa Francisco pronunció un mensaje en el encuentro con los dirigentes, responsables políticos y diplomáticos, culturales y religiosos, académicos y empresariales, en el cual reiteró la importancia de la participación política de los católicos, ya expresada ampliamente por su predecesor Juan Pablo II en la Encíclica Cristi Fideles Laici.
Avance de la cultura de la muerte
En las condiciones del mundo actual, ante el avance de la cultura de la muerte, que ofende y socava la dignidad de la persona humana, su sentido trascendente de la vida y el orden establecido por Dios en su Creación, con crímenes contra la vida como es la legalización del aborto, de la eutanasia, de los llamados “matrimonios” entre personas del mismo sexo, manipulaciones genéticas contrarias a la moral etc., oponerse y levantar la bandera de la vida y el respeto a la persona humana, especialmente en el campo de la política, es una tarea sumamente complicada. Sobre todo porque en este ámbito se busca lo “políticamente correcto”, y entonces se presiona con frases como: “No hay que polarizar”; “No te metas en problemas”; “La Iglesia debe adaptarse a los nuevos tiempos”, entre otros comentarios, con la intención de aplacar los ánimos de quienes están comprometidos con la persona humana y su dignidad.
“Ver la verdad”
Precisamente en este entorno mundial, al que México y Latinoamérica no son ajenos, el Papa Francisco -quien ha venido a imprimir con su estilo humilde y sencillo un nuevo impulso a la Iglesia-, citando al pensador brasileño Alceo Amoroso Lima, recordó que “quien tiene un papel de responsabilidad en una Nación, está llamado a afrontar el futuro con la mirada tranquila de quien sabe ver la verdad”. El Santo Padre planteó la humanización integral y la cultura del encuentro como la manera cristiana de construir el bien común y de restaurar la alegría de vivir. La responsabilidad social, subrayó, requiere de la política y llama a nuestra conciencia al decir que somos responsables de la formación de las nuevas generaciones de políticos, economistas y generadores de cultura que habrán de influir en el mundo con los valores éticos.
No renunciar a la “cosa pública”
Por otra parte, urgió a encontrar con audacia, en el camino de la política,“acciones valientes y libres, venciendo el peligro de la desilusión, la amargura y la indiferencia, que pueden presentarse cuando las expectativas no se cumplen”, y recordó que la Esperanza es “una virtud dinámica que impulsa a ir más allá, a emplear todas las energías y capacidades en favor de las personas para las que se trabaja, aceptando los resultados y creando las condiciones para descubrir nuevos caminos, entregándose incluso sin ver resultados, pero manteniendo viva la Esperanza”.
Así pues, el Sumo Pontífice insistió en su exhortación a que los cristianos participemos en la política; que el político católico y los católicos no podemos rendirnos y que es nuestra responsabilidad aportar nuestro tiempo y conocimientos para construir el bien común, desde nuestra familia, barrio, comunidad, ciudad, región, país, y en la comunidad de las naciones. No podemos rendirnos, no podemos hacernos de lado, no podemos perder la Esperanza.
Sin pasos al costado
De manera enérgica, asimismo, incitó a los católicos a no hacernos de lado frente al mundo de la política, ya que, como tales, debemos contribuir a la edificación del bien común, lo que no quiere decir necesariamente la política de los Partidos, sino la vida de la “polis”, el acontecer de la ciudad. Fue muy claro al insistir en que debemos influir como católicos en el rumbo que pretenden marcar y seguir los Gobiernos, las políticas públicas, que en estos momentos se debaten entre quienes quieren edificar un mundo y una Sociedad humanista con respeto a la persona y al sentido trascendente de la vida, y quienes trabajan, a veces pareciera que sin descanso, por sembrar la cultura de la muerte y que las naciones den la espalda a Dios.
Fundación Miguel Palomar y Vizcarra
Está comprometida con la difusión de la Doctrina Social de la Iglesia, la propuesta de soluciones a los problemas de México, la Formación de Líderes Humanistas y la Vertebración Social.
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