Pastoral Penitenciaria
”Se debe atender mejor a las personas en situación de cárcel y a sus familiares”: Monseñor Andrés Vargas.
Sergio Estrada González
México, D.F.
La Dimensión de la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano llevó a cabo, en días pasados, su XXXV Congreso Nacional en la Ciudad de México, bajo el Lema: “Nuestra Fe nos da la victoria; vivimos, compartimos, fortalecemos nuestra Fe”, y el cual fue encabezado por Monseñor Andrés Vargas Peña, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México y Presidente de la Dimensión de Pastoral Penitenciaria de la CEM; el Licenciado Pedro Arellano, Secretario Ejecutivo, y Funcionarios del Sistema Penitenciario de la Capital de la República.
En este encuentro participaron alrededor de 500 Agentes de dicha Pastoral, provenientes de diferentes Arquidiócesis y Diócesis del país; entre ellas: Guadalajara, León, Durango, Tuxtla Gutiérrez, Monterrey, Chihuahua, Hermosillo, Chilpancingo-Chilapa, Ciudad Altamirano, Celaya, Irapuato, Mazatlán, Aguascalientes, Casas Grandes, Ciudad Obregón y Tulancingo, cuyos representantes expusieron sus inquietudes por las dificultades que encuentran en algunos reclusorios de sus circunscripciones diocesanas, a fin de realizar su labor pastoral y llevar a las cárceles el Anuncio del Evangelio.
Monseñor Andrés Vargas, señaló que esta labor pastoral no debe constreñirse solamente a las personas que están privadas de su libertad en reclusorios, sino extenderse a la atención y apoyo a sus familiares; además, que debe establecerse una relación estrecha con quienes generan las Leyes al interior de las cárceles y fuera de ellas y, sobre todo, poner especial atención a la Pastoral de Prevención para evitar en lo posible que las personas cometan delitos o incurran en la reincidencia.
Trabajos de la Pastoral Penitenciaria
Asimismo, el Obispo Vargas Peña enfatizó: “En cada Diócesis hay equipos que trabajan de manera directa para atender diferentes situaciones; sin embargo, para que su labor sea cada día más fructífera entre los reclusos, entre sus familiares y demás personas involucradas en esta situación, deben estar bien preparados; de ahí la importancia de sostener reuniones como la presente, para que los diferentes Agentes de Evangelización: Sacerdotes, Seminaristas, Religiosos, Religiosas y Laicos puedan compartir sus experiencias, actitudes y situaciones específicas vividas a nivel de sus propias Diócesis, y con ello permitan el intercambio de ideas y fortalecimiento de sus labores ejercidas en estos campos específicos de atención a los hermanos que se encuentran en situación de cárcel”.
Proyectos de atención y actualización
“En esta área de la Pastoral Penitenciaria -señaló el Prelado- hay que estar preparados, asimismo, para el futuro establecimiento de los Juicios Orales, pues serán procesos judiciales que habrán de tener un impacto en nuestra labor en cuanto a su desarrollo y resultados, ya que modificarán la forma de administrar la Justicia en nuestro país. Por otra parte, también debemos poner mayor atención a los Centros de Recuperación de las personas con adicciones, sobre todo en el aspecto de prevención, puesto que las personas que son tratadas ahí, posiblemente caerán en situaciones de cárcel si no son atendidas debidamente”.
Puntualizó que quienes se dedican a esta importante labor pastoral, deben tener un sentido misionero, pues su trabajo es no sólo llevar la Palabra a los reclusorios, sino hacer presente a Cristo en los corazones, tanto de las personas privadas de su libertad, como de sus familiares: “En este sentido, dijo, quien marca la pauta de esta labor es Cristo, pues en Él encontramos la fuerza y la luz, tanto para realizar nuestro trabajo como Agentes, como también para aquéllos a quienes se les lleva el Mensaje de Dios”.
Finalmente, el Obispo Vargas Peña reconoció que, a pesar de que hay muchos Agentes comprometidos en esta particular labor, los Equipos que por ahora ejercen este ministerio en las Diócesis de la República Mexicana son totalmente insuficientes, sobre todo en algunas, pues debido a la creciente violencia y delincuencia, hay una población de reclusos y de familiares de encarcelados a los que no logra llegar aún el Anuncio de la Buena Nueva, por lo que urge fortalecer esta Pastoral a través de la inclusión de un mayor número de miembros dispuestos a ejercerla.
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