sábado, 17 de agosto de 2013

Toca fondo la baja del inventario nacional de ovinos

Se contraen producción y mercado


maxresdefaultLa subida espectacular en el precio de los granos durante los cuatro años recientes, trajo consigo una caída de la ovinocultura en todo el país, sobre todo entre los criadores que le apostaron a una crianza intensiva y que no recurrieron a la alimentación de estos animales a través de los pastos. La baja se registró en el orden de un 20 a un 25 por ciento.

Así lo informó el ovinocultor de la empresa “Ovigenetics”, Alejandro Álvarez González, quien refirió que el entorno de granos caros trajo consigo una depuración del padrón de productores y, a la vez, la lección de que la eficiencia en la ovinocultura requiere de recurrir a las praderas para tener costos competitivos.

Citó que en Jalisco hay experiencias muy exitosas de las ventajas que han traído en la crianza varios pastos inducidos, como el Rhodes, Rye Grass, Estrella de África y Tanzania.

El también integrante del Consejo Agropecuario de Jalisco explicó que, como la crisis de los granos fue global, también se han resentido bajas en las poblaciones ovinas de varios países de Oceanía y de Europa, lo que acarrea, por otra parte, un escenario de nuevas oportunidades en el mercado.

En el caso de Australia y Nueva Zelanda, se han observado reducciones en los hatos por factores climáticos adversos, mientras que en Europa el alto costo de la mano de obra ha sido factor en contra.


La situación local
Para el caso de Jalisco, recomendó aprovechar el avance en la calidad genética del hato ovino para seguir exportando borregos a los mercados que los han aceptado, como es el caso de varios países centroamericanos y sudamericanos, de donde vienen compradores que adquieren hembras y machos para el mejoramiento genético de sus ranchos.

Si bien Jalisco no tiene liderazgo por el volumen de su inventario, esto se ha compensado por su posición vanguardista en la genética de sus hatos en las razas de ganado ovino de pelo, como son el Pelibuey, Katahdin, Dorper y Black Belly.

También destacó que, afortunadamente para los ovinocultores, en los últimos 18 meses el precio del mercado ha sido alentador, lo que ha sido un factor muy estimulante, dado que se han reducido las importaciones de carne de cordero ya procesada.

Por cierto, el principal segmento de mercado de carne de ovinos jaliscienses ha sido la demanda para la barbacoa y otros platillos tradicionales (como los mixiotes) de los Estados del Centro de la República y del Valle de México, así como los restaurantes campestres y urbanos, como los de la Zona Metropolitana de Guadalajara y los destinos de montaña, como Tapalpa, Mazamitla y la Región de Los Altos, en el caso de Jalisco.

Sin embargo, se han buscado otros nichos, como el llamado mercado Ko-sher, de las comunidades judías, y de los productos gourmet, tanto en nuestra Nación como en el extranjero.

El último dato del consumo promedial anual por habitante en el país, es de 800 gramos por persona, lo que pone en evidencia la necesidad de promover su demanda, dado que la carne de borrego y de cordero joven no forma parte de la dieta cotidiana o frecuente.



Para ilustrar el avance genético de la ovinocultura jalisciense con los llamados animales de registro, las hembras se comportan con un promedio de 2.4 partos al año, con animales al destete de 40 kilogramos, lo que supone que cada borrega produce más de 90 kilogramos de carne al año (según registros de

“Ovigenetics”).

El inventario mexicano se calcula en siete millones de ejemplares. El consumo nacional de carne es de 76 mil toneladas, de las que 22 mil se importan, según el Sistema Producto Ovinos, en cifras de 2009.



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