La Vicaría de Pastoral, hacia adentro y hacia afuera
Intensa Jornada para la Revisión y la Planeación
Vicaría de Pastoral
Colmado de Historia, asomando su vetusto mentón sobre este meritorio Barrio de Analco, como fiel Custodio de esa misma Historia y adusto Centinela de la Ciudad, el Templo de San Sebastián abrió su regazo para recibir al Equipo Base de la Vicaría Diocesana de Pastoral, del lunes 5 al miércoles 7 de agosto.
La misma euforia espiritual que ha suscitado la reciente Asamblea Pastoral y sus frutos, ha impulsado al Equipo Base de la Vicaría a hacer una pausa en este recodo del camino para valorar lo vivido hasta ahora. Si acaso el recorrido –“que nunca se ha de volver a pisar”- pudiese augurar un rumbo acorde a las exigencias del Evangelio, contando con estos escenarios actuales y con estos hechos englobantes.
San Sebastián es una Casa que abraza con sus entrañables recuerdos, renovada en un modo límpido y sereno, casi monacal, casi arcano. Es una Casa que añora aquella figura del Sacerdote de perfil esbelto y juvenil, el Padre José Garibi Rivera, que bajaba desde el Templo de San Francisco a impartir las clandestinas lecciones a un grupo significativo de fervorosos seminaristas, en las acotaciones de la Lucha Cristera; es una Casa que se vuelve inolvidable, quizá, para Generaciones que terminaron su formación en 1958 y fechas anteriores. En esta intensidad de vivencias, pues, en esta paz actual, inició el Equipo Base su cometido.
ANTE SU DIVINA MAJESTAD
Antes que nada, lo primero e imprescindible es llegar ante el Santísimo y pedir la asistencia del Espíritu Santo. El Padre Hipólito Hernández Valle dirigió la reflexión, pidiendo apertura y docilidad, sencillez e inteligencia, en medio de un sacro recinto que impone por la belleza de cada tramo, y que al igual representa la fe y devoción de pastores y fieles que aquí cantan su propio fervor.
Ya en el salón de estudio, Monseñor Rafael Hernández Morales invitó a la participación del Equipo, compuesto por alrededor de 10 integrantes: una Seglar, una Religiosa, y los demás, Sacerdotes. Luego, el Padre Juan Manuel González López, con el Padre Hipólito como amanuense, fue presentando el plan a seguir. Primero, determinando el tiempo a valorar; luego, definiendo las áreas a examinar, para discernir, presuponer y establecer prioridades para el trabajo del Equipo de la Vicaría de Pastoral.
Se partió especialmente de la coyuntura del cambio de Pastor en la Arquidiócesis, sin dejar de hacer mención a trabajos, ensayos e intentos anteriores.
Se examinó el funcionamiento anterior a la Asamblea, la preparación inmediata a ella, los responsables, sus actuaciones, logros, deficiencias, exigencias y retos.
CON LA VISTA HACIA ADELANTE
De todo lo anterior, se establecieron retos que señalan vacíos y necesidades que hay que implementar; señales que bien pueden ser indicadores, voces, que piden una respuesta pastoral. Y así concluyó la primera jornada, con una comida que, además de exquisita, fue acompañada de fraterna convivencia. Un poco después de las 6 de la tarde se dio por terminado este primer día de trabajos.
Al día siguiente, de la Transfiguración del Señor, se inició de nuevo con la oración ante el Santísimo Sacramento, renovando las disposiciones, la apertura, la sensibilidad, la concentración y la entrega.
HACIA DÓNDE HEMOS DE IR
Luego del recorrido por los distintos momentos y sectores, con insistencia se fue descubriendo el rumbo. No sólo sirvió de guía la estadística, que aunque no tenga mancha ni arruga, puede, a veces, no ser asequible al común de los mortales. En lo que más se da, lo que más se siente y que está rectamente fundamentado en los principios de la Fe y la enseñanza de la Iglesia, por ahí fueron asomando las cosas.
Después de la esmerada atención de los anfitriones en los alimentos, vino la jornada vespertina para tratar de establecer las prioridades de trabajo.
LOS DÍAS DE LA ASAMBLEA
Un punto de apoyo muy importante fue recordar lo suscitado en la Asamblea, un espíritu eclesial, de búsqueda, de escucha, de participación. Ese entusiasmo no debe quedar guardado, se dijeron los miembros del Equipo.
1.- La prioridad debe ser que ese entusiasmo llegue a todos, que el Espíritu de la Asamblea inunde todas las Parroquias; que la base viva esta nueva actitud.
2.- Hay que clarificar el ser y quehacer del Equipo Básico de la Vicaría para que brinde eficazmente el servicio que debe dar en la Arquidiócesis. Se requiere reorganizar y completar este Equipo.
3.- Basados en el modo de participación en esos días de Asamblea Diocesana, la tercera prioridad ha de ser que se conozca y viva la Metodología participativa. Es necesario cambiar de métodos, de estilos, para que en todas las instancias se viva la participación, la comunión.
4.- En cuarto lugar, se impone seguir impulsado el entusiasmo de la Asamblea para lograr la conversión. Hay que pasar de la conservación, de sostener el punto, a ser Misioneros del tiempo presente, a ser discípulos y misioneros del Reino.
Con este legado y con mil tareas y compromisos qué finiquitar y cumplir, se llegó al fin de esta etapa de Revisión y Planeación en el Equipo Base de la Vicaría Diocesana de Pastoral.
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