Nostalgia y gratitud
Pbro. Carlos Javier Díaz Vega
En septiembre de 1987, hace 26 años, muchos niños decidimos entrar al Seminario Diocesano de Guadalajara. No sabíamos gran cosa, nos topamos con gente que no conocíamos, pero todos eran buenos Superiores. Sacerdotes como el Padre Polo González (ahora Obispo Auxiliar de nuestra Arquidiócesis); el Padre Francisco Javier de la Mora Verdín, el Padre Álex Orozco Raygoza, y otros, nos brindaron todo su apoyo para que comenzáramos a ser felices en el Seminario.
La vocación Dios la da. Ninguno de nosotros llegamos al Seminario por iniciativa propia, sino porque Dios lo quiso. Nos conocimos y fuimos creciendo. Algunos se despidieron y jamás volvimos a verlos; otros se despidieron para ser ahora buenos amigos.
De 160 niños que entramos en aquel 1987 a la Secundaria Fray Felipe Galindo y Chávez, a espaldas del Templo Parroquial de San Martín de Tours, cerca del Centro Médico de Occidente, pasamos casi 50 a la Preparatoria en el Seminario Menor Nuevo. Y, de esos 160 que hace 26 años ingresamos al Seminario, nos ordenamos nueve como Sacerdotes: Hipólito Hernández Valle, Daniel Guadalupe Jiménez Cortés, Reynaldo Díaz Plascencia, Felipe Larios Velasco, Felipe de Jesús Barba Orozco, Santiago Garibay Rojas, Antonio Arana Muñiz, Gerardo Casillas y su servidor.
Además, tres compañeros nuestros entraron en la misma fecha en el Seminario Menor Auxiliar de Totatiche, Jalisco: Enrique Lozano Rentería, Benjamín Estrada Jiménez y Alonso Muro Muro. Y también hay que contar al recién ordenado Antonio Castañeda Ruiz.
Hace poco más de un cuarto de siglo que, sin saber cómo, pues en realidad éramos sólo unos niños, tomamos una decisión, la gran determinación de entrar al Seminario y, al paso de los años, seguir en el empeño de formarnos Sacerdotes…
Dios bendiga a todos nuestros Formadores y a nuestros familiares; a todos y cada uno de nuestros compañeros, y a todos nosotros, Presbíteros, que hace dos y media décadas optamos por dejar casa, padre, madre y hermanos, para seguir de cerca al Señor.
Gracias por su amistad. Sigan orando por nosotros, por favor.
El Padre Carlos Javier Díaz, tras ocho años como Formador del Seminario Diocesano, ahora se encuentra trabajando para la Curia Romana, en El Vaticano, como Auxiliar en el Pontificio Consejo para la Cultura. Durante los últimos dos años, como Asesor del Departamento de Pastoral de la Comunicación, DEPACOM, del Seminario Mayor, sirvió como un valioso y eficiente vínculo entre el propio Seminario y la Sección Diocesana de Pastoral de la Comunicación, particularmente como miembro del Consejo Editorial y Colaborador asiduo de este Semanario.
Tenemos en alta estima y agradecemos sus aportaciones y apoyos. Que Dios N.S. lo ayude en su nueva y delicada encomienda.
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