jueves, 22 de agosto de 2013

Las obras quedan…

El Sagrario de noche Daniel León Cueva


Bello, majestuoso, imponente. Así luce por la mañana, en la tarde o ya de noche, el monumental remate de estilo neoclásico de la que fuera inicialmente Casa de la Misericordia, luego Hospicio Cabañas y ahora Instituto Cultural.

Es de los sitios-relicario que guardan la Historia de Guadalajara con la veneración que ameritan los personajes célebres que le aportaron su inteligencia, su generosidad, su arte, y que han dejado huella perenne en la construcción e identidad jalisciense y tapatía.

Ahí se entreveran los nombres del Obispo Fray Juan Cruz Ruiz de Cabañas y Crespo, Fundador; del Arquitecto Manuel Tolsá, Diseñador; del Alarife José Gutiérrez, Constructor, quienes guiaron la obra en las primeras décadas del Siglo XIX. Luego, entre 1937 y 1939, el Muralista zapotlense José Clemente Orozco Flores, de fama mundial, plasmó, en la cúpula, bóvedas y paredes de la antigua Capilla del Hospicio, una de sus más admiradas creaciones: “El hombre de fuego”.

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, declaró a este edificio, en 1997, Patrimonio de la Humanidad. Es el más alto rango de reconocimiento que alcanza el legado de gentes que se han ido, pero que perduran en la memoria agradecida de quienes admiran la trascendencia de lo que dejaron para quedarse.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario