jueves, 5 de febrero de 2015

Vocaciones sacerdotales, una fortaleza de la Arquidiócesis

A tres años de haber llegado a Guadalajara como Arzobispo, el Cardenal José Francisco Robles Ortega destacó el trabajo que se realiza para impulsar más la Evangelización a través del Plan Diocesano de Pastoral.


Yara Martínez González


La Arquidiócesis de Guadalajara continúa siendo semillero de vocaciones sacerdotales, destacó el Cardenal José Francisco Robles, en entrevista tras concluir la Misa dominical en la Catedral Metropolitana.

“Es una gran fortaleza el número de Presbíteros, pues la nuestra es una Arquidiócesis con alrededor de 1,300 Presbíteros Diocesanos y 400 Sacerdotes Religiosos. El tener un correspondiente en cuanto a números en vocaciones también es otra fortaleza, pues seguimos siendo bendecidos con vocaciones, así como poder contar con tantos Grupos y Movimientos Laicales de gente que quiere prepararse o mejorar para cumplir su misión dentro de la Iglesia y dentro de la Sociedad”.

Reconoció que, a tres años de estar al frente como Pastor de la Arquidiócesis, el conocer su realidad no ha sido una tarea fácil; pero eso no ha impedido su labor para impulsar más la Evangelización a través del nuevo Plan Diocesano de Pastoral que, en breve, será entregado en su presentación impresa.


Seguridad, tema pendiente

Cuestionado acerca del segundo año de gestión del Gobernador del Estado, Jorge Aristóteles Sandoval Díaz, el Cardenal Robles Ortega señaló que no sólo en Jalisco, sino en todo el país, los temas de la seguridad y la falta de fuentes de empleo siguen siendo asignaturas pendientes de las Autoridades de Gobierno.

Asimismo, recomendó que debe existir coherencia entre los sueldos de los Funcionarios públicos y la situación por la que atraviesa nuestra Nación.

“Yo no conozco el dato de cuánto ganen. Lo que puede decirse, en general, es que desde que se acepta un lugar de servicio, éste no debe ser para servirse del puesto. Entonces, creo que debe existir coherencia entre lo que se percibe y la situación generalizada que se vive en el país: una gran recesión, una gran necesidad de trabajo, una carencia económica, y un alto costo de la vida. Creo que los Funcionarios públicos tendrían que ajustar su manera de vivir y percibir la generalidad de la ciudadanía, ya no diríamos que por coherencia, sino tan sólo por solidarizarse con lo que padece la mayor parte de la ciudadanía”.


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