jueves, 26 de febrero de 2015

El caso del Maestro Sergio González

Para no inventar confusiones


Niños con disfraz


Cristina Parra Aguirre

Instructora Certificada en Sexualidad;

Esposa, y Madre de cuatro hijos


Partamos del hecho natural e innegable de que el Maestro Sergio González Márquez, desde el momento en que fue concebido en el vientre de su madre, fue el resultado de la fusión de un gameto masculino con cromosoma “Y” y un gameto femenino con cromosoma “X”. Por lo tanto, es una persona de sexo masculino, y cada una de sus células tiene un ADN de varón. Cada uno de sus sistemas, de sus órganos, están constituidos y funcionan como el varón que es: Tiene cerebro de varón, tiene cuerpo de varón, tiene voz de varón; es decir, ES un varón. El sexo es constitutivo de la persona, No es una opción, No es una preferencia arbitraria.


No hay vuelta de hoja
Por su parte, la Secretaría de Educación del Estado de Jalisco tiene en su Nómina al Maestro Sergio; lo contrató para prestar un servicio educativo ante los alumnos de la Secundaria 4 Mixta de Zapopan, ubicada en la Colonia La Estancia.

El hecho de que él se vista atuendos femeninos, use maquillaje o tacones, no lo convierte en una MUJER, igual que cuando alguien disfraza de pingüino a su hijo para el festival escolar, eso no lo hace un pingüino. Es por ello importante enseñar a los hijos a diferenciar la realidad de la imaginación. Cuando se ponen trajes de súper-héroes, cuando se disfrazan de princesas, eso es algo pasajero, una actividad lúdica, momentánea, que si persiste en la mente del niño o de la niña, entonces será necesario darles apoyo psicológico para hacerles ver la realidad y asumir la hermosura de su SER único, irrepetible, valioso.

Así pues, cada situación en nuestra vida, si somos personas maduras y responsables, nos pide unas normas de conducta, de protocolo en el vestir y en la forma de comportarnos. Por lo tanto, como sucedió en el publicitado caso, es algo innoble el que un Maestro trate de engañar dolosamente a sus alumnos haciéndoles creer que se es alguien que No se es.


Un asunto delicado

Ésta es, sin duda, una situación muy complicada, porque sucede precisamente en la etapa educativa en que transcurre el desarrollo psico-físico-sexual de los alumnos. A mí, como Formadora en la Sexualidad que soy, me corresponde acompañar a los y las adolescentes en su sano y natural desarrollo físico, afectivo, social, psíquico; en su migración de la niñez a la juventud; en el momento del despertar hormonal, que hace que sus cuerpos cambien de niñas a mujercitas y de niños a jóvenes. A los padres de familia, a su vez, les atañe, como primeros y principales educadores de sus hijos, buscar Instituciones educativas que les ayuden en esta labor, no sólo de impartirles los conocimiento técnicos, sino de colaborar a su SANO desenvolvimiento.

Apegándonos a la definición de DISCRIMINACIÓN: “Trato diferente y PERJUDICIAL que se da a una persona por motivo de su raza, sexo, ideas políticas, religión, etc.”, aquí quien ha discriminado a los alumnos ha sido este Maestro disfrazado de mujer, ya que los está PERJUDICANDO y desorientando al tratar de imponer sus “ideas” o preferencias sexuales, que no son hechos naturales o biológicos. También está perjudicándolos al pretender obligarles e imponerles, a toda costa, que lo acepten como lo que No es: “Andrea Carolina”.

Los padres tienen y deben hacer valer el derecho de elegir quién, desde la Escuela, aporte elementos para educar, formar e instruir a sus hijos de acuerdo al plan familiar, a los valores morales y principios éticos, buscando siempre el crecimiento en todos los aspectos de sus hijos. Y los Maestros, por su parte, deben ser “protagonistas de la transformación (no de la deformación) educativa” de sus alumnos.


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