Texto y Foto: Pbro. Óscar Maldonado Villalpando
Todos los caminos van a las plantas de la Virgen de San Juan de los Lagos.Éste es sólo el complemento del cargamento. Los peregrinos ya van adelante.
Por los llanos, por las lomas, por los valles, van los romeros haciendo caminos.
Hombres y mujeres dejan todo y se llevan todo.
Cargan sólo lo indispensable: su vida, su Fe, su amor.
Estos días, al terminar enero, al llegar La Candelaria, y aun días después, es tiempo de caminar.
Es la época de la búsqueda primera. El hombre y la mujer vuelven al principio.
Ellos emprenden el camino dentro de sí para procurar la Luz verdadera, para encontrar la única Verdad.
En su mente brilla la Mujer de los prodigios, “La Sanjuanita” de las mandas.
Por estos días el peregrino se transforma, se simplifica.
Él es sólo sus pasos, su sed, su ilusión.
Se ha quedado todo; sólo brilla “La Estrella”
Nuevamente es el hombre, la tierra, el viento, el Sol, la noche y su Luna.
Se ha cambiado la casa del hombre. Ahora el peregrino es de todos los lugares; toda la tierra es de él.
En cada paraje nuevo nace un pueblo; ahí se establece el campamento esta noche, y en la madrugada iniciará nueva jornada.
Por la noche, en despoblado, hay fiesta, hay cohetes: los hijos anuncian su retorno.
El corazón se alboroza, el corazón presiente el encuentro.
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