Texto y Foto: Pbro. Óscar Maldonado Villalpando
Yo mismo cerré la puerta de mi Paraíso original.
Yo mismo perdí la llave.
Y he vivido encerrado mi desierto,
rodeado de gente y en soledad.
He preferido estar con las fieras de todos mis vicios.
He vivido entre alimañas y sus venenos.
Busqué la clave de la felicidad en la embriaguez,
y llegué a los arenales de la muerte.
¡Abrázame, porque me abrasa y quema este vicio.
Mis monstruos me han destrozado
y mis ponzoñas me han corroído.
Perdí mi inocencia, mi bondad…
Hoy quiero ir contigo, quiero regresar,
quiero salir de mi desierto.
¡Vamos juntos al desierto de mi conversión!
¡Ábreme con esta llave de Amor!
Ábreme la casa de tu Padre
para que mi hijo recobre la alegría.
Para que mi niño se libre de estas bestias
que llevo dentro y que lo espantan y hacen llorar.
Para que a mi hijito inocente no le alcancen estos venenos mortales,
ábreme, Señor, tu Desierto de Paz y de Amor.
Con la llave de tu Cruz, ábreme esta Cuaresma de regeneración.
Con la llave de tu Cruz, ábreme para vencer mis tentaciones.
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