Reto: conseguir la certificación orgánica
El café de varias regiones de Jalisco tiene la calidad propia de los cafés de altura (por arriba de los 900 metros sobre el nivel del mar) y su producción en microclimas propicios, y esto puede hacerse valer con la certificación de alimento orgánico, lo que le abrirá nichos de mercado que valoran estas características con un sobreprecio por arriba del producto convencional.
Así lo expresó el Director General de Fomento Agropecuario de la Secretaría de Desarrollo Rural de Jalisco (SEDER), Mario Ramos Velasco, quien refirió que es un objetivo estratégico el posicionamiento del café jalisciense como producto orgánico y gourmet, dado que por la reducida producción cafetalera no puede competir a base de volumen como el grano de los Estados del país que cuentan con grandes extensiones de cafetales, como Chiapas, Veracruz, Puebla y Oaxaca.
Manos a la obra
Como acciones concretas de apoyo a la cafeticultura jalisciense, el Funcionario estatal mencionó varias acciones de políticas públicas ya en marcha, por ejemplo la gestión para conseguir la certificación orgánica de 1,000 hectáreas de cafetales de la Región Sierra Occidental, lo que se pretende concretar en el corto plazo.
Resaltó que, con la certificación, el café jalisciense tendría un plus de atracción en el mercado de productos orgánicos, conforme lo han logrado los cafeticultores de varias Entidades del Sureste de la República.
Otra acción en ejecución es la próxima tarea de renovación del material vegetativo en las huertas cafetaleras jaliscienses, con el afán de reponer o plantar 250 mil nuevos cafetos en las Regiones Sierra Occidental y Costa Norte.
Un repuesto con futuro
Este Programa de renovación de cafetales es un requisito imperioso ante el hecho de que, en algunas huertas, los cafetos datan una antigüedad de hasta 40 años, lo cual les resta vigor productivo, además de que son de un porte tan elevado, que dificulta las tareas de recolección del fruto en las épocas de cosecha.
Las nuevas plantas son de la variedad Arábiga, la cual mantiene a su favor una alta demanda comercial, debido a su mayor valoración por parte de los consumidores más conocedores.
Ramos Velasco subrayó que en este cometido de la renovación de los huertos cafetaleros, se asegura el involucramiento de grupos organizados de productores, como son cinco Cooperativas integradas en la Unión de Cafetaleros Jaliscienses.
Viene al caso recordar que ya se poseía, en la década pasada, una certificación de producto orgánico para un espacio de la Zona de Talpa, pero se perdió su vigencia por no haberse renovado.
Añadió el informante que la adquisición de las nuevas plántulas supuso la compra de semillas certificadas a la Universidad Autónoma de Chapingo, las que serán germinadas en viveros para su posterior traspaso a los productores.
Hizo hincapié en que el fortalecimiento de la cafeticultura incide en la política de promoción del empleo, tanto en el medio rural en beneficio de los productores y la gente inmiscuida en las tareas de beneficio, corte y asistencia técnica, como en la fase posterior de comercialización.
También indicó que el café es fuente de ingresos para comunidades indígenas del Sur de Jalisco y la Costa Sur.
Nuestro Estado aporta apenas el 0.3% de la producción cafetalera del país, con plantaciones en 3,800 hectáreas y con padrón de 1,100 productores. Su producción es de 8,400 toneladas.
En el campo jalisciense hay 10 Municipios cafetaleros: Talpa de Allende (2,150 hectáreas); Cabo Corrientes (865 hectáreas); Cuautitlán de García Barragán (337 hectáreas), y Amacueca (95 hectáreas), además de pequeñas superficies en Pihuamo, Tuxpan, Tonila, Zapotitlán de Vadillo, San Sebastián del Oeste y Tolimán.
El café forma parte de los “productos estrella” de la oferta exportable de alimentos mexicanos.
Chiapas, Veracruz, Puebla y Oaxaca concentran el 90% del café mexicano, lo que supuso un volumen de 737,000 toneladas de café cereza (con todo y su cutícula antes de tostarse), con un valor comercial de 6,000 millones de pesos.
Debido a la bajas en la producción mundial por sequías y plagas, se espera un repunte en su precio, que se cayó en 2013.
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