Un SOS por la tradición
Tlaquepaque llegó a ser la vitrina de las artesanías mexicanas como un punto de venta donde se les podía apreciar y comprar, como lo dijera alguna vez el ex Vicepresidente de la Confederación Nacional de Cámaras de Comercio, Servicios y Turismo (Concanaco-Servitur), Mauricio Navarro.
Ahora, en este Municipio se observa una realidad muy distinta: cada vez hay menos tiendas de artesanías y, en cambio, abundan giros muy diferentes, que ofrecen desde “micheladas”, “alitas” y todo tipo de fritangas, pero menos de artesanías, como ocurría hace todavía 20 años.
Este botón de muestra de San Pedro Tlaquepaque exhibe la crisis que ha afectado a los artesanos mexicanos, y a los Jalisco en especial. Las causas son diversas, desde la caída del poder adquisitivo de la población hasta la penetración de artesanías extranjeras (un ejemplo es el Barrio de Santa Teresita donde se venden muestras de Asia y África) y también el desaire de las nuevas generaciones por el oficio de sus padres, desde la cerámica, el pitiado, la madera, el hierro forjado, el vidrio soplado y otras creaciones.
A ver si ahora…
Ante este panorama, crítico para las artesanías, el Instituto de la Artesanía Jalisciense (IAJ) ha lanzado un ambicioso programa de rescate y fomento de estas prácticas que, pese a la crisis que las afecta, conservan profundo arraigo en la cultura mexicana.
Este organismo estatal pretende concretar, en un plazo cercano, seis Talleres y un Museo (con funciones de Taller), enfocados a la capacitación de nuevos artesanos y a facilitar a los que siguen activos, con miras a reforzar la producción y comercialización de artesanías.
Tales Talleres se ubicarán en el poblado de San Cristóbal Zapotitlán, del Municipio de Jocotepec, donde se promoverá la artesanía de figuras de hojas de maíz. Otros dos se enfocarán a la cerámica en San Pedro Tlaquepaque y Tonalá, los principales Municipios alfareros de Jalisco. Tonalá obtendrá, asimismo, el apoyo para un Museo, que será sede adicional de un Taller docente.
Otro se instalará en Teocaltiche para el fomento del oficio de los sombreros de palma. Igualmente, se tiene previsto uno en Colotlán para la recuperación y aliento de la talabartería y el trabajo del pitiado (bordado de piel con un textil conocido como pita). Finalmente, se adaptará un Taller en Huejuquilla El Alto para fortalecer la artesanía de textiles y chaquira de las comunidades de la Región Wirrárika (Huichola).
Valoración de Pueblos Artesanales
El centenario pueblo minero de Bolaños, también de la lejana Zona Norte del Estado, fue elegido para iniciar el Programa Pueblos Artesanales de Jalisco, que intentará fortalecer la identidad de poblaciones jaliscienses con importancia especial en la producción artesanal de la Entidad; un factor de gran peso en la economía de poblaciones rurales.
En el caso de Bolaños, el arranque del Programa supuso la instalación de una escultura de siete metros de altura, representando un venado bordado de chaquira (un animal simbólico en la cosmovisión de la etnia wirrárika), que se ubicó en un mirador aledaño a la entrada de este pueblo de relevante historia de la parte Norte de nuestra geografía. La escultura es de la autoría del artesano tlaquepaquense Camilo Ramírez Murguía, actual Director del Instituto de la Artesanía Jalisciense.
Dicho Funcionario puntualizó que se prevé, en un plazo inmediato, la colocación de otras dos esculturas decoradas con chaquira en las poblaciones de Mezquitic, donde se instalará un “Árbol de la vida”; y un Marakame (médico tradicional wirrárika) en Huejuquilla el Alto.
Detalló que los tres pueblos mencionados son sitios que concentran a los habitantes wirraritari (plural de wirrárika) en la Zona Norte, por lo que estas esculturas vendrán a fortalecer la identidad visual de los accesos a los poblados.
Hizo mención de que otra acción de este Programa se prevé para el Municipio alteño de Unión de San Antonio, con tal de valorar varias artesanías ligadas a la charrería y a la alfarería.
Los artesanos de figuras para “Nacimientos” de Tlaquepaque cada vez más resienten la competencia de productos traídos de China.
La artesanía sigue como fuente de empleo y autoempleo, tanto en el medio rural como en el urbano.
Hace 20 años, salían diariamente de Tonalá más de 10 contenedores de productos artesanales, como cerámica, madera, vidrio y fierro, entre otros. Actualmente, a duras penas, salen cinco a la semana.
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