jueves, 5 de febrero de 2015

Un antídoto para la adicción a las pantallas

Desde el corazón


Lupita:


¿Qué puedo hacer para que en mi familia se alejen de las pantallas? Tengo esposo y tres hijos; todos están obsesionados con sus diferentes aparatos de comunicación, entre computadoras, celulares, tabletas, reproductores de música, etcétera. No nos comunicamos entre nosotros. Ya me convertí en una ‘bruja’ para ellos por quejarme todo el día de su adicción. Dicen que exagero; pero la verdad es que no convivimos, y el poco tiempo disponible que nos queda, sólo discutimos.


Ana Paola.


Querida Paola:

Ya el Papa Paulo VI profetizaba, en el Decreto “Inter Mirífica”, del Concilio Vaticano II, las consecuencias que tendrían los Medios de Comunicación usados con fines lucrativos. Este Documento nos presenta la maravilla de los Medios cuando se usan para el bien común, pero nos advierte de sus consecuencias cuando se olvida la dignidad del hombre y se le reduce a su condición de consumidor.

Algunas actividades que contienen estos instrumentos generan adicción. Las familias de hoy no se dan cuenta en qué momento se entregaron a las pantallas, olvidándose de experimentar la realidad para vivir de forma virtual. Adultos y jóvenes no rinden durante el día porque se han desvelado frente a sus pantallas; los matrimonios no se comunican porque están embebidos en sus temas particulares (que con frecuencia generan infidelidad); y todo tipo de contenidos entra a las mentes provocando sinsentido, hastío, neurosis.

Las consecuencias no son buenas porque estamos actuando contra nuestra propia naturaleza. Las comodidades actuales nos llevan al individualismo y al sedentarismo; sin embargo, estamos diseñados para los demás, somos seres sociales; estamos hechos para la actividad y no para el descanso permanente.

Te propongo dos acciones que pueden aportar mucho para cambiar estos hábitos y erradicar lo que puede convertirse (si no lo es ya) en una franca adicción con todas sus consecuencias:

Naturaleza. La Verdad y la Belleza van siempre unidas. Si te preocupas por organizar excursiones, campamentos y viajes que les pongan en contacto con la Naturaleza, es muy probable que se encuentren con los valores que le dan dignidad a la persona, pues ahí se experimenta la presencia de Dios.

Comunicación. No es necesario ‘convertirse en bruja’ o discutir cuando se presentan unos minutos de convivencia al día. Todo lo contrario, aprovecha este poco tiempo para hacer el ambiente más agradable posible en casa. Se requiere dominio propio y no es fácil pero recuerda que lo que vale, cuesta. Por tu familia, has el esfuerzo que sea necesario. La siguiente estrategia para mejorar la comunicación me la compartió una joven esposa y me pareció creativa y sencilla: todos los miembros de la familia colocarán en una canasta su lista de deseos para mejorar la vida familiar, y en ella pondrán al menos 10 peticiones acerca de cómo pueden ser felices juntos. Por ejemplo, vemos una película comiendo palomitas; leemos un capítulo de tal libro, juntos, antes de dormir; escuchamos música del gusto de cada uno por 30 minutos, por turnos, y todos escuchan lo que le gusta al otro; comemos sushi o hacemos taquitos; jugamos “basta” o dominó… Cada cierto día de la semana, todos eligen una de las actividades y conviven en torno a ella.

Hagamos un correcto uso de los Medios. No son enemigos nuestros si sabemos usarlos racionalmente. De hecho, pueden ser grandes aliados. Recordemos usarlos por períodos razonables y con fines constructivos. “Sería ingenuo y dañino pensar que se presta un servicio al hombre olvidando la Ley Moral”, nos decía San Juan Pablo II.


Lupita Venegas Leiva/Psicóloga

Face: lupitavenegasoficial


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