jueves, 5 de febrero de 2015

Cuatro tortillas

De pequeñas y grandes familias


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Mtro. Jorge Enrique Rocha Quintero


Hace unos días platiqué con mi hermana, que es Profesora de Artes en la Secundaria 10 Federal en el Municipio de Guadalajara, y me platicó esta anécdota que sucedió en esa escuela y que ahora comparto con ustedes, amables lectores. Hace unas semanas, un alumno de este plantel llegó una vez más con la Trabajadora Social de la Secundaria con dolor de cabeza y de estómago, y ésta le hizo notar al adolescente que era recurrente tal situación.

En ese momento estaba presente mi hermana y le preguntó qué había comido ese día, a lo que el estudiante le contestó: “Cuatro tortillas”. Las dos maestras voltearon a verse entre sí con una gran cara de sorpresa y le pidieron que explicara la situación. El alumno les dijo que durante todo el día le tocaba comer cuatro tortillas, ya que en su familia, por la pobreza en la que están, se distribuían entre él, sus hermanos y su madre la cantidad de tortillas disponibles en su casa. A él le daban la menor porción porque es el más pequeño. Las Profesoras volvieron a preguntarle si las tortillas iban acompañadas de frijoles, crema o algún otro alimento. El muchacho respondió: “Nada, sólo las cuatro tortillas, y como tenía mucha hambre, me las comí todas juntas”. Por supuesto que en ese momento las Maestras mandaron traer una torta para el adolescente.


El sentido de subsidiariedad

La Directora de la Escuela y varios Profesores y Profesoras de la Secundaria 10 Federal, en cada ciclo escolar realizan una cooperación entre ellos para comprarles, a los alumnos que están en situaciones similares, algunos de los materiales y ropa que van a necesitar durante el año escolar. De su propio salario, los docentes obtienen ese dinero y lo destinan para esa loable actividad. Lo que quiero resaltar de este hecho son las acciones de solidaridad de estos Mentores para con los alumnos que se encuentran en estas situaciones de pobreza, y que son hechos poco conocidos, pero que, sin duda, abonan, desde lo micro-social, a la construcción de un mundo diferente.

Por otro lado, luego de la muerte de Francisco Javier Cruz López, mejor conocido como el “Hermano Javier”, que fue uno de los líderes sociales más importantes de la Unión de Colonos Independientes del Cerro del Cuatro, sus hijos, amigos y compañeros de lucha decidieron reactivar el viejo proyecto de una Casa Comunitaria que se encuentra en la Colonia Francisco I. Madero, Segunda Sección, en el Municipio de Tlaquepaque; una mas de las muchas zonas de la Metrópoli donde la pobreza se ha enquistado desde hace muchos años. Renombraron el espacio como “Casa Comunitaria Hermano Javier”, hicieron los arreglos necesarios, pusieron un baño, pintaron la fachada, consiguieron mobiliario y le dieron vida al proyecto.

Ahora se imparten allí Talleres de todo tipo (Nutrición, Repostería, Artesanías), se dan Cursos, se realizan las reuniones de los colonos, se llevan a cabo las Posadas; es decir, es un espacio que se está convirtiendo en el espacio comunitario por excelencia de la colonia, y donde se restauran las relaciones sociales; esto es, donde se reconstruye el tejido social, eso que tantos políticos piden, pero que poco contribuyen para lograrlo. Los que gestionan la Casa Comunitaria no piden ayuda a las Autoridades; todo lo hacen en base a la autogestión, y recordaron que ellos son los sujetos de su propio destino. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que el legado y el espíritu de lucha de Cruz López ahora se desenvuelve en la Casa Comunitaria que lleva su nombre y que se está convirtiendo en un centro de solidaridad.

En ambos casos, las acciones comunitarias y de solidaridad autogestiva es lo que tendríamos que rescatar como ejemplos. No hacen aspavientos, no “capitalizan” su actuación; simplemente, emprenden iniciativas que ayudan a los más pobres y vulnerables, y con ello construyen un mejor mundo en los espacios cotidianos. Estas acciones alivian la situación de pobreza de varias personas, pero también gestan la solidaridad, y ellos mismos se convierten, sin saberlo, en agentes de cambio.

Me parece que uno de los propósitos de los que tenemos la oportunidad de exponer nuestras ideas en los Medios de Comunicación es dar a conocer estas experiencias de transformación en la vida cotidiana; ésas que nos siguen humanizando a pesar del entorno de profunda crisis política que estamos viviendo. Porque es precisamente allí, abajo, en los espacios del día a día, con las personas de a pie, en donde se forjan las grandes transformaciones sociales.


Correo electrónico:

jermex@hotmail.com


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