Seguimiento al Proceso Pastoral

Sistematización de las periferias

Vicaría de Pastoral.

El 17 de agosto, en el Centro Diocesano de Pastoral, fue la primera Reunión Conjunta después de la IV Asamblea y, por tanto, en ella se tomaron acuerdos muy importantes. El Cardenal Arzobispo, José Francisco Robles Ortega, estuvo presente para dar el saludo a todos los participantes; saludo muy entusiasta, que resaltó la Misión de los Agentes de brindar ayuda al Pastor y animar todo el Proceso.
Objetivo General de la Reunión (que conjunta al Equipo Base de la Vicaría de Pastoral y a todos los Responsables de la Pastoral Funcional y de la Pastoral Territorial) fue dar seguimiento al Proceso con atención a los resultados de la IV Asamblea Diocesana.
Y para esta Reunión se pretendió sistematizar y asumir las tres periferias existenciales más urgentes en nuestra Diócesis, detectadas en la IV Asamblea Diocesana.

1- Ver con los ojos del Padre
Consistió en retomar los resultados finales de la Asamblea con la idea de precisar esas periferias existenciales elegidas: La familia en crisis, los jóvenes en crisis y la descomposición del tejido social.
Se leyeron las aportaciones de los 10 Subplenarios, tres por Mesa.

2- Juzgar con los criterios del Hijo
Ésta fue la intervención del Padre José Marcos Castellón con un repaso del Proceso Pastoral hasta hoy.
Podríamos decir que es material conocido, que ya sabemos. Pero tomemos en cuenta que todo esto debe bajar a toda la comunidad eclesial, que llegue a los fieles. Esto es nuestro tema, nuestra tarea, nuestro trabajo, la aplicación, en nuestro momento, del Mensaje salvador. Esta iluminación la podremos pasar enseguida.

3.- Actuar bajo el impulso del Espíritu Santo
Se hicieron seis Grupos que tuvieron como encomienda precisar cómo se entiende cada una de las periferias, sus matices y sus implicaciones. Son nuestros contenidos y esto es lo que nos une.

LA ILUMINACIÓN EMPIEZA
DICIÉNDONOS:
Este momento privilegiado, que congrega a los Responsables directos de la acción pastoral, quiere ser un espacio de reflexión y animación de nuestra Iglesia Diocesana.
1.- Proceso Pastoral Diocesano.
El Señor Resucitado se hace presente en la tarea pastoral de la Iglesia, que prolonga en el espacio y el tiempo la Misión que el Buen Pastor ha realizado en su Hijo Jesucristo, por la acción del Espíritu Santo.
La instauración del Reino se realiza en la Historia, tan llena de luces como de sombras, hasta que alcance su plenitud escatológica en la Parusía, cuando todos entremos en perfecta comunión con el Dios Trinitario. Este carácter histórico-escatológico de la Misión de la Iglesia nos permite experimentar, aquí y ahora, que la tarea pastoral, encomendada a nuestras débiles manos, siempre llevaba en sí misma esa plenitud escatológica, como también la caducidad del tiempo.
Nuestra acción pastoral es, paradójicamente, presencia y ausencia del Reino; la Pastoral manifiesta incipientemente el crecimiento del Reino de Dios en el mundo, pero también la no realización plena y definitiva del Reino en una sola acción pastoral que se ejecuta sólo en un tiempo y en un espacio determinado, y con los limitados recursos humanos y materiales que tenemos a nuestro alcance. Un proyecto pastoral, por muy ambicioso que sea, no agota la incalculable riqueza del Reino de Dios.
La conciencia de esta paradoja escatológica nos permite entender que la Pastoral se inserta en un proceso; es decir, permite que el Reino de Dios esté ya en medio de nosotros, pero todavía no plenamente; que nuestra acción pastoral es tanto fruto del esfuerzo de los que nos precedieron en la Misión, como semilla de los que nos sucederán. Esta conciencia de la “procesabilidad”, nos permite ser humildemente responsables y responsablemente humildes. No venimos a innovar, no somos los protagonistas, la Historia no comienza ni termina con nosotros, ni nuestras acciones pastorales son las únicas ni las más importantes de la Historia…
Somos, sí, a los que nos toca, aquí y ahora, en fidelidad al Evangelio, discernir los signos de los tiempos y actuar con mucha audacia y responsabilidad, con la confianza de que hay un pasado que nos avala y un futuro que está en las manos providentes de Dios. (Continúa)