jueves, 22 de septiembre de 2016

Las Catedrales provisionales de Guadalajara

Tricentésimo Aniversario

Pbro. Tomás de Híjar Ornelas
Cronista de la Arquidiócesis de Guadalajara

La Catedral Metropolitana, el monumento religioso, histórico y artístico más importante de Guadalajara, de Jalisco y del Occidente de México, comenzó a construirse en 1573, pero antes de él se usaron cuatro recintos diversos como Catedrales provisionales. Cercana ya la fecha del Aniversario 300 de la Consagración, el próximo 22 de octubre, conviene evocarlas.

La Diócesis compostelana y sus Catedrales
El territorio base de la Diócesis creada el 13 de julio de 1548 con el título de Iglesia Compostelana, se fue agregando a los dominios del Trono español a principios de 1530, dependiendo en ese momento, en lo canónico, de la Arquidiócesis de Sevilla. Ese mismo año, al erigirse el Obispado de México, quedó vinculado a éste, y en 1535 al de Michoacán, hasta que, a instancias del Emperador Carlos V, el Papa Paulo III, mediante la Bula Super speculum militantes Ecclesiae, nació el Obispado al que se dio por sede la Ciudad de Compostela, entonces Capital del Reino de la Nueva Galicia, ocupando el lugar 24 entre las 31 Iglesias en la América Española del Siglo XVI.
Lo inaccesible de la sede orilló al primer Obispo, Pedro Gómez Maraver, a nunca residir en Compostela, sino en Guadalajara. Aquí puso su casa y se sirvió de la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel como Catedral provisional. Poco después, él mismo mandó agrandar el edificio, que pese a ello fue de dimensiones muy pequeñas para su vocación. Se situaba donde hoy está el Supremo Tribunal de Justicia. Hizo cuanto pudo para conseguir que oficialmente se cambiara a esta población su Cátedra, a lo cual se opuso, rotundo, el Obispo de Michoacán, Vasco de Quiroga, pues los límites de esta Diócesis incluían la Ciénaga de Chapala, hasta Atequiza, casi en las goteras de Guadalajara.

El Xacal Grande
La muerte del Obispo Gómez Maraver en 1551 dio lugar a una larga vacante de diez años, durante los cuales el Cabildo Eclesiástico continuó las gestiones del cambio de Sede, que tuvo lugar hasta 1560. Al año siguiente arribó el Obispo Fray Pedro de Ayala, OFM, originario de la Guadalajara española, el cual se opuso a comenzar la construcción de la Catedral definitiva en tanto no tuviera el Documento de la Santa Sede autorizando tal cosa. Aprovechando su ausencia, los Canónigos decidieron emprender la obra de otra Catedral provisional “en la calle que atraviesa por la puerta de la nueva iglesia que cae al Norte”, a decir del Cronista Fray Antonio Tello.
La tercera Catedral provisional se edificó en seis meses, entre julio de 1565 y enero de 1566 y era de tres naves, cubierta con una armadura de madera y 2,400 cargas de zacate, lo que le valió el apodo de Xacal Grande. La destruyó un incendio que se produjo el 30 de mayo de 1574, Domingo de Pentecostés, mientras se oficiaba la Misa Solemne y cayó sobre la cubierta la chispa de un arcabuzazo.

La Catedral ‘de terrado’
La cuarta Catedral provisional se rehízo en el mismo sitio y sirvió unos treinta años a partir del breve pontificado de don Francisco Gómez de Mendiola. Para evitar la calamidad sufrida, se le cubrió con viguería cubierta con torta de lodo, y encima de ésta, cal y arena, y fue necesario dotarla de ajuar casi por completo. Empero, las lluvias le hicieron estragos, de modo que a principios de 1594 ya amenazaba ruina debido a sus incontables goteras, por lo que debió mantenerse siempre apuntalada.
Este recinto estuvo en servicio hasta el 19 de febrero de 1618, cuando se trasladó el Santísimo Sacramento a la Catedral definitiva.

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