viernes, 30 de septiembre de 2016

Ayudando a un familiar alcohólico

Lic. Lupita:

Tengo 16 años, y he vivido en depresión desde muy chico. Mi padre es alcohólico, y todos en la familia estamos mal. Mis hermanos mayores ya beben también y mi madre llora sin poder hacer algo. Yo fui a un Encuentro de Adolescentes y he visto una pequeña esperanza. Quisiera rezar y rezar y obtener un milagro, pero sé que Dios nos pide un esfuerzo para que Él haga su obra. No sé cuál es el esfuerzo que debo hacer. Sólo sé que yo necesito que esto se acabe ya. ¿Por dónde puedo empezar?

Santiago P.

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Muy estimado Santi:
¡El poder transformador de Jesucristo ha actuado ya en ti! No hay rastros de depresión en un chico que tiene esperanza de transformar su entorno, un joven valiente que ha dejado de ver su obstáculo como un muro infranqueable. ¿Quieres saber por dónde empezar?; ¡ya lo has hecho!, estás buscando ayuda.
Aprovecho tu carta para ofrecer algunas orientaciones a tantas familias que viven lo mismo que tú:
Primeramente, hemos de estar seguros de que lo imposible para el hombre es posible para Dios. Por eso un encuentro con Cristo es la roca firme sobre la que cimentaremos nuestro Plan.
En el Plan Divino, las familias deben ser comunidades de vida y amor. Decir no a la violencia, no al maltrato, no a los vicios, no al pecado, debe ser una constante en el corazón cristiano. Debemos vencer el miedo para caminar desde una situación no deseada por Dios hasta el ideal de vida familiar que Él nos propone.
+ Preparen una junta familiar indicando que se trata de una reunión importante para mejorar en familia. En esta ocasión no se permiten insultos ni recriminaciones; sólo hablaremos de que sí es posible ayudar a su familiar si oramos juntos y nos preparamos bien.
+ Oren en familia por este familiar en particular y por la unidad y fortaleza de los demás miembros en casa. Comprueben el poder del Santo Rosario.
+ Expliquen a todos, incluidos los pequeños, que el alcoholismo es una esclavitud espiritual y una enfermedad física. Tenemos que ver a nuestro familiar como una persona necesitada de amor, ayuda y comprensión. Es común que muchos le miren con coraje y resentimiento; pero, con la ayuda de Dios, hay que ir cambiando nuestra actitud.
+ Propónganse participar en un Grupo de auto-ayuda o asistir juntos a consultar a un especialista que pueda hablarles sobre la enfermedad de su familiar y la codependencia que los demás a su alrededor desarrollan. Existen diversos Grupos en todo el mundo. En Guadalajara tenemos la opción de “Valora tu vida sin adicciones” (Coordina: Rebe Torres: 3313837376).
+ Comenten historias reales de superación de este vicio. Muchas de ellas las encuentran en YouTube. Merece mención especial la vida de Hans Myhulots, que tanto bien hace ahora, una vez que venció el vicio de las drogas y del alcohol, con la ayuda de Dios.
Una vez bien preparados, sabrán poner límites claros y con mucho amor. Deben determinarse a no solapar más el Mal. Han de permitir que su familiar viva consecuencias de sus actos y que vaya adquiriendo responsabilidad de sus acciones.
+ Propónganle que busque ayuda y establezcan un plazo para que empiece a recibirla. Sigan ofreciendo, sin desfallecer: Cursos, Conferencias, Centros de ayuda, orientaciones, conversaciones que le sean de utilidad. Repitan, oralmente y por escrito, que le aman y quieren su bien.
No basta llorar, no sirve desesperase, no mejora nada con la venganza… ¡Orar, prepararse y actuar!

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