lunes, 19 de septiembre de 2016

Dios escribe derecho en renglones torcidos

Juan López Vergara

Juan López VergaraEl pasaje del Santo Evangelio que nuestra Madre Iglesia nos ofrece hoy, expone una de las Parábolas pronunciadas por el Señor Jesús más difíciles de interpretar, si no es la que más, porque sin ambages elogia la oportunidad de un hombre deshonesto (Lc 16, 1-13).

¡Qué intrépida osadía!
El Señor ya no dirige su mensaje hacia aquellos fariseos y teólogos que lo criticaban por convidar a su mesa a los pecadores (compárese 15, 2). No, ahora, Jesús busca la atención de quienes están resueltos a aceptar su Palabra, y los desafía con una sorprendente imagen: “Había una vez un hombre rico que tenía un administrador, el cual fue acusado de haberle malgastado los bienes. Lo llamó y le dijo: ‘¿Es cierto lo que me han dicho de ti? Dame cuenta de tu trabajo, porque en adelante ya no serás administrador’” (vv. 1-2).
No obstante lo asustado que estaría aquel gerente al ver que todo perdía, especialmente su buen nombre, vislumbró las posibilidades que le deparaba el futuro. Éstas, a decir verdad, eran nada halagüeñas, pero enfrentó su situación con intrépida osadía (véanse vv. 3-4).

Prudentes como serpientes
Así como se había mostrado eficaz para malversar, lo fue también para llevar a cabo, sin perder un solo minuto, una perspicaz estrategia, de cara al futuro: “Entonces fue llamando uno por uno a los deudores de su amo. Al primero le preguntó: ‘¿Cuánto le debes a mi amo?’ El hombre respondió: ‘Cien barriles de aceite’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo, date prisa y haz otro por cincuenta’. Luego preguntó al siguiente: ‘Y tú, ¿cuánto debes? Éste respondió: ‘Cien sacos de trigo’. El administrador le dijo: ‘Toma tu recibo y haz otro por ochenta’” (vv. 5-7). El desenlace de la Parábola es completamente inopinado: “El amo tuvo que reconocer que su mal administrador había procedido con habilidad, pues los que pertenecen a este mundo son más hábiles en sus negocios que los que pertenecen a la luz” (v. 8).
¿Acaso no es el propio Jesús quien nos aconseja ser prudentes como serpientes y sencillos como palomas? (compárese Mt 10, 16).

La audaz oportunidad
Después, encontramos una serie de declaraciones del Señor en torno al buen uso del dinero (véanse vv. 9-13). Todas coinciden con una idea clave: los hombres somos únicamente administradores de los bienes temporales. Jesús exhorta a sus discípulos a no olvidarse de la necesidad de jerarquizar sus valores, con vistas a la vida futura: “Con el dinero tan lleno de injusticias, gánense amigos que, cuando ustedes mueran, los reciban en el Cielo” (v. 9).
La Parábola es, pues, un llamamiento escatológico para estar prevenidos viviendo siempre de cara al futuro. Las Parábolas buscan despertar nuestra atención planteando problemas. Pero no vayamos a confundirnos; el objeto de la alabanza no es la ocurrente desvergüenza del administrador, sino la audaz oportunidad con la que supo sacar partido al presente con proyección de futuro. Dios escribe derecho en renglones torcidos.

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