jueves, 8 de septiembre de 2016

Se renueva el ímpetu en la vida del Seminario

Inicia otro ciclo académico

El Cardenal José Francisco Robles Ortega hizo un llamado a vivir la fraternidad y a reconocerse como una comunidad de personas que deben amarse, ayudarse y perdonarse como hermanos.

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Yara Martínez González

En el Seminario no tiene cabida el individualismo, y no se puede vivir aislado; al contrario, deben estrecharse lazos entre quienes han sido llamados a dar testimonio de Cristo, señaló el Arzobispo de Guadalajara y Rector del Seminario Diocesano, Cardenal José Francisco Robles Ortega, al presidir la Misa del Espíritu Santo con la que se dio inicio al Ciclo Escolar 2016-2017, del Seminario Conciliar.
Ante Formadores y Maestros que se reunieron en la Capilla de este recinto, el Superior de esta Casa de Estudios aseguró a los alumnos que deben crecer en su identidad sin dejar de reconocerse como una comunidad de personas que deben amarse, ayudarse y perdonarse como hermanos.
“En el Seminario no tienen cabida aquellos que buscan solamente sus intereses, sin pensar y sin preocuparse por los demás; en el Seminario hay que crecer en nuestra identidad como personas, como quienes somos, pero hay que reconocer al otro, a los demás, y hay que reconocernos como una comunidad de hermanos. Ya tan sólo viviendo, amándonos, ayudándonos, y perdonándonos como hermanos, solamente eso nos está ayudando a dar un testimonio de Cristo”.
Añadió que en este comienzo es de suma importancia recibir el don de Dios Espíritu Santo, porque a través de Él pueden conocer y ver con claridad lo que se debe hacer en el Seminario para actuar de manera correcta en esta etapa que acaban de iniciar. Para ello, enumeró tres puntos esenciales:
1- Consagración. En cualesquiera de las etapas de formación (Seminario Menor, Curso Introductorio, Filosofía, Teología, etc.) es necesario crecer, madurar, y vivir de mejor manera la consagración bautismal, ya que a través de este Sacramento les fue concedida la presencia del Espíritu Santo para que los uniera con Cristo.
“El día que fuimos bautizados se nos dio por primera vez este don, la presencia del Espíritu Santo, para que nos uniera a Cristo. Fuimos consagrados en Cristo para ser hijos de Dios, y esta consagración tenemos que madurarla, hacerla crecer, tenemos que vivir cada vez mejor nuestra consagración bautismal, y desarrollándonos en nuestra consagración bautismal, esperamos, si Dios así lo quiere, nos conceda la consagración sacerdotal en el Sacramento del Orden”.
2- Misión. Incluidos Formadores, Profesores y alumnos, deben formar una familia para crecer en el conocimiento y en el compromiso de la Misión que se tiene con Cristo Nuestro Señor, que los quiere consagrados a Él para que sean sus testigos misioneros y lleven por el mundo su Palabra a través de su testimonio de vida.
“Tenemos que prepararnos a la Misión (que Jesucristo nos encomendó) conociendo más la Palabra, haciendo vida en nosotros la Palabra de Dios, encarnando la Palabra en nosotros para poder un día ser testigos de Jesucristo en medio de la comunidad. El Espíritu Santo nos enseña a entender que en el Seminario nos preparamos para una Misión, la más grande, la más hermosa e importante, pero el Espíritu Santo, además de ayudarnos a conocer esto, nos ayuda a prepararnos bien, y mejor”.
3- Fraternidad. Todos los que son consagrados por el Orden Sacerdotal participan del mismo y único Sacerdocio de Cristo, y esto los hace hermanos de toda la comunidad en la Iglesia.
“El Espíritu Santo nos hace conocer que somos hermanos, que somos llamados a ser hermanos y a vivir como tales; el Espíritu Santo nos ayuda a hacerlo y a vivirlo bien. Por tanto, invocar al Espíritu Santo al inicio de este nuevo Ciclo es porque queremos que Él nos ayude a vivir mejor nuestra consagración y a ir viviendo ya desde ahora la fraternidad”.
Al término de la Santa Misa se realizó la Solmene Ceremonia de Apertura del Ciclo Escolar, en la que también se leyó la Nómina Oficial de Formadores y Maestros, quienes hicieron el Juramento de Fidelidad y la Profesión de Fe.

Durante la Ceremonia de Apertura del Ciclo Escolar se agradeció a aquellos Sacerdotes que, por muchos años, brindaron su servicio en la formación de los futuros Presbíteros.

Agradecen su servicio

•P. Cruz Alejandro Orozco Raygoza (35 años de servicio)
•P. Felipe de Jesús Rosales Rosales (14 años)
•P. Reynaldo Díaz Plascencia (10 años)
•P. Luis Octavio González Salas (5 años)
•P. Benjamín Aguirre Barba (4 años)
•P. Juan Carlos López Ramírez (3 años)
•P. José Federico Vaca Silva (1 año).

Previamente a la Santa Misa, en su carácter de Rector, el Arzobispo Metropolitano se reunió con el Pleno de Formadores del Seminario Mayor y del Menor para establecer directrices en el orden disciplinario y de conducción general de esta tricentenaria Institución, llamada “el corazón de la Diócesis”.

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