jueves, 22 de septiembre de 2016

Discurso papal durante la Jornada Mundial de Oración por la Paz

Nota 2

ASÍS- El Patriarca de la Iglesia Universal dirigió un especial discurso a los participantes en la ciudad italiana de Asís por la Jornada Mundial de Oración por la Paz, titulada “Sed de paz, religiones y culturas en diálogo”.
En la Plaza San Francisco, dirigió estas palabras:
“Hemos venido a Asís como peregrinos en busca de paz. Llevamos dentro de nosotros y ponemos ante Dios las esperanzas y las angustias de muchos pueblos y personas.
«Bienaventurados los que trabajan por la paz» (Mt 5,9). Muchos de vosotros habéis recorrido un largo camino para llegar a este lugar bendito. Salir, ponerse en camino, encontrarse juntos, trabajar por la paz, no sólo son movimientos físicos, sino, sobre todo, del espíritu; son respuestas espirituales concretas para superar la cerrazón abriéndose a Dios y a los hermanos.
“No podemos permanecer indiferentes. Hoy el mundo tiene una ardiente sed de paz. En muchos países se sufre por las guerras, con frecuencia olvidadas, pero que son siempre causa de sufrimiento y de pobreza.
Pienso en las familias cuyas vidas han sido alteradas; en los niños, que en su vida sólo han conocido la violencia; en los ancianos, obligados a abandonar sus tierras; todos ellos tienen una gran sed de paz. No queremos que estas tragedias caigan en el olvido. Ellos saben bien, a menudo mejor que los poderosos, que no hay futuro en la guerra y que la violencia de las armas destruye la alegría de la vida.
“No nos cansamos de repetir que nunca se puede usar el Nombre de Dios para justificar la violencia. Sólo la paz es santa y no la guerra. La oración y la voluntad de colaborar nos comprometen a buscar una paz verdadera.
“Hermanos y hermanas, asumamos esta responsabilidad, reafirmemos hoy nuestro sí a ser, todos juntos, constructores de la paz que Dios quiere y de la que la Humanidad está sedienta”.

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