jueves, 22 de septiembre de 2016

9 de septiembre, fecha poco recordada, pero muy significativa

Seminario-2

Miguel Ernesto Placeres Guevara,
2º de Filosofía

Si le preguntas a la mayoría de personas sobre qué acontecimiento de la Arquidiócesis de Guadalajara se conmemoró el 9 de septiembre, pocos sabrán dar razón sobre esta fecha.
Y es una de las más importantes para nuestra Iglesia Diocesana: la Fundación del Seminario Conciliar de Señor San José.
Te contaré brevemente esta importante historia: el Concilio de Trento (1545-1663) ordenó que, para la mejor formación de los Sacerdotes, el Obispo propio estableciera un lugar destinado para ese fin, y gracias a ello nacieron lo que hoy conocemos como Seminarios. Pero en nuestra Diócesis tuvo que pasar largo tiempo para que tal objetivo se cumpliese, tras los intentos fallidos de la institución de un Seminario inicialmente dedicado a San Pedro y San Pablo.
En mayo de 1696 llegó a pastorear nuestra Diócesis el Obispo veracruzano Fray Felipe Galindo y Chávez, Religioso Dominico, quien, al poco tiempo de que llegó, empezó a hacer los trámites ante las Autoridades correspondientes, y decretó su Fundación el 9 de septiembre de ese año. El 20 de septiembre expidió las Constituciones para el gobierno de la misma, pero aún faltaba un edificio en forma que sirviese de hogar para el Seminario. La Providencia Divina quiso que un miembro del mismo Clero, el Pbro. Lic. Pedro Alcarazago, ofreciese a Don Felipe Galindo pagar la construcción de un edificio para tal fin. El Obispo aceptó y el edificio resultante fue amplio y sirvió de sede al Seminario hasta las vejaciones de que fue objeto la Iglesia durante la “Reforma” liberal, pues el Gobierno le arrebató dicha finca (junto con muchas otras). A este ilustre benefactor le debemos también el Patronato de San José sobre el Seminario, ya que fue el que se lo propuso al Sr. Galindo.
Ahora que ya estás enterado (a) de la importancia del 9 de septiembre para nuestra Arquidiócesis, recuerda pedir mucho para que tu Seminario de Guadalajara, que cumplió 320 años, sea siempre una Casa de Formación de Sacerdotes santos que lleven el Mensaje del Evangelio con su palabra y con su vida.
(Cfr. Noticia Histórica del Seminario de Guadalajara, del Canónigo Dr. Daniel R. Lowree).

La Palabra de Dios en la vida del Seminarista

Diego Silvestre Chavarín García,
4º de Teología

Durante este mes de septiembre, los católicos fijamos nuestra mirada en la Sagrada Escritura con la intención de reflexionar la importancia que tiene en nuestras vidas. En el Seminario no podemos quedarnos atrás, pues también durante estos días ponemos de una manera muy especial nuestra atención en la Palabra de Dios a través de Conferencias, dando un culto más solemne a la Biblia y con Homilías que recalcan su relevancia. Sin embargo, la Palabra de Dios acompaña siempre la vida de un Seminarista en los diferentes momentos del día y de su formación en general.

EN EL ÁREA INTELECTUAL
El Sacerdote, por su consagración, es un Ministro de la Palabra de Dios y tiene la Misión de anunciarla y explicarla a sus hermanos. Por eso es necesario que el Seminarista conozca bien la Sagrada Escritura. Durante los años de formación, el alumno se va adentrando en el estudio de la Palabra; pero de una forma más intensa en los años de Teología, en que profundiza en el estudio del Pentateuco, los Profetas, las Cartas de San Pablo, los Evangelios, etc.

EN SU VIDA ESPIRITUAL
El estudio de la Sagrada Escritura es muy importante, pero también lo es aprender a escuchar a Dios en su Palabra todos los días, y por esta razón los Seminaristas tenemos momentos de oración que están impregnados de la Palabra de Dios. Uno de ellos es la Liturgia de las Horas, la cual se reza en la mañana, en la tarde y antes de irnos a descansar. Allí escuchamos a Dios que nos habla por medio de los Salmos que, a la vez, se convierten en oración. También dedicamos un momento diario para meditar algún pasaje de la Escritura, y vamos descubriendo la Voluntad de Dios en nuestras vidas. Además, todos los días participamos de la Santa Misa, la mejor oportunidad para alimentarnos de la Palabra de Dios.

EN EL APOSTOLADO
Los candidatos al sacerdocio estudiamos la Sagrada Escritura, la meditamos y oramos con ella; tenemos un gran tesoro en nuestras manos, que debemos compartir, y por este motivo, cada sábado que salimos de apostolado a las diferentes comunidades de nuestra Arquidiócesis, buscamos la oportunidad de anunciar la Palabra de Dios, la cual es capaz de dar respuesta a tantas preguntas que se hace toda persona. Les hablamos de Dios a los niños que acuden al Catecismo, a los enfermos que visitamos, a las personas que acuden a los diferentes Grupos de Pastoral.
Nosotros, mientras más nos acercamos a la Sagrada Escritura, más vamos iluminando nuestras vidas y nuestro discernimiento vocacional, pues la Palabra nos confronta; mientras más nos alimentemos de la Palabra, más podremos hablar de ese Dios Misericordioso que sale al encuentro de todo ser humano. En el Seminario no ponemos nuestra mirada en la Biblia sólo en este mes, ya que debe ser nuestro alimento de todos los días.

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