Pese a tantos distractores
Pbro. Adrián Ramos Ruelas
Seminarista José Daniel Arellano Arellano
La oración en casa es fundamental para la formación de los cristianos. Es en el hogar donde, desde niños, se nos enseña a amar y a rezar a Dios, gracias a nuestros padres. En la Exhortación Apostólica Amoris laetitia, en el Número 287, el Papa Francisco nos dice: “El hogar debe seguir siendo el lugar donde se enseñe a percibir las razones y la hermosura de la Fe, a rezar y a servir al prójimo”.
NECESIDAD DE ORAR EN FAMILIA
En nuestros hogares abundan los Medios de Comunicación (Internet, Televisión, teléfono celular, impresos, Radio, etc.) Estos Medios, en sí buenos, muchas veces terminan por distraernos de lo esencial y toman el centro de nuestras vidas. Por eso es difícil que impere el espíritu de oración en las familias. Sin embargo, el mundo de hoy nos pide urgentemente orar, porque no sólo nos ayuda a mantenernos firmes en la Fe, sino que también es el mejor medio para fortalecer el amor en la familia. El Papa Francisco nos recuerda que las familias cristianas deben ser “iglesias domésticas”. Todo hogar debe ser lugar de oración y Evangelización.
MEDIOS CONCRETOS PARA ORAR
Para orar es necesario contar con Medios que nos ayuden a hacerlo. Puede ser de gran utilidad que se dediquen espacios para la oración cotidiana a partir de lo que se hace en casa, desde bendecir y agradecer los alimentos que Dios nos da, orar antes de dormir para dar gracias, asistir como familia a Misa los domingos, rezar en familia algunas oraciones como el Santo Rosario u otras, peregrinar a algún Santuario.
Todo esto ayuda a fortalecer la Fe y la unidad en la familia. Buscando imitar la piedad de la Sagrada Familia de Nazareth; refuerza mucho tener una imagen de Jesús, María y José y elaborar un altar donde pueda realizarse una consagración de la familia, en el que se ponga la Sagrada Escritura, algunas flores, unas velas y algunos textos seleccionados para hacer oración juntos: una especie de santuario doméstico. Claro, a veces los hogares tienen poco espacio, pero puede improvisarse una repisa en determinada esquina o dirigir nuestra oración teniendo una imagen o un póster de Jesús, de María o de algún Santo en la pared. Lo importante es fomentar en casa el espíritu de oración.
LA TAREA DE LOS PADRES
Los padres tienen que transmitir la Fe a sus hijos. Gracias a aquéllos, los pequeños reciben el Bautismo, y con él, el don de la Fe. Los papás se convierten en instrumentos de Dios para llevar la Fe de sus hijos a su desarrollo y madurez. Asumen el papel de ser sus primeros Catequistas, les enseñan a rezar desde un Padre Nuestro hasta la Señal de la Cruz, y muchos de ellos dan testimonio de Fe al orar. Si los hijos los ven rezar, entonces el hábito de la oración será algo común para ellos. La transmisión de la Fe supone que los padres vivan la experiencia real de confiar en Dios, de buscarlo, de necesitarlo (Amoris laetitia, 287).
Santa Mónica supo muy bien lo que es hacer oración a favor de la familia. Su admirable piedad cristiana y su profunda espiritualidad le valió muy bien alcanzar la Gracia de la conversión de su esposo Patricio, hombre pagano; la perseverancia de sus dos hijos menores, y la de su hijo Agustín, un hombre alejado de Dios en un principio, habituado a viajar mucho por su avidez intelectual, y que encontraría luego la Verdad, llegando a ser un Santo Obispo y una excepcional lumbrera para la Iglesia Católica y para toda la Humanidad. ¡Qué poder tiene la oración en familia, y por la familia!
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