jueves, 28 de noviembre de 2013

Primer Documento Papal

“Evangelii Gaudium”

Fue presentada la primera Exhortación Apostólica del Papa Francisco


El texto, que el Santo Padre entregó a 36 fieles, el pasado domingo durante la Misa de Clausura del Año de la Fe, es el primer Documento Oficial de su Pontificado. Fue dado a conocer al mundo entero el martes 26 de noviembre. Evangelii Gaudium (El gozo del Evangelio) recoge la riqueza de los trabajos del Sínodo dedicado a “La Nueva Evangelización para la transmisión de la Fe”, celebrado en octubre de 2012. Presentamos algunas frases del Documento:


01 Niños sonriendoCuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su Amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien.


- Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Pero reconozco que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces muy duras. Se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo.

- Llegamos a ser plenamente humanos cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más verdadero. Allí está el manantial de la acción evangelizadora. Porque, si alguien ha acogido ese Amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de comunicarlo a otros?

- No es conveniente que el Papa reemplace a los Episcopados locales en el discernimiento de todas las problemáticas que se plantean en sus territorios. En este sentido, percibo la necesidad de avanzar en una saludable «descentralización».

- Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se conviertan en un cauce adecuado para la Evangelización del mundo actual, más que para la autopreservación. La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral sólo puede entenderse en este sentido: procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras; que la Pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta; que coloque a los Agentes Pastorales en constante actitud de salida y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad.

- También debo pensar en una conversión del Papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la Evangelización.

02 Papa- A los Sacerdotes les recuerdo que el Confesionario no debe ser una sala de torturas, sino el lugar de la Misericordia del Señor, que nos estimula a hacer el bien posible.

- La Iglesia «en salida» es una Iglesia con las puertas abiertas. Salir hacia los demás para llegar a las periferias humanas no implica correr hacia el mundo sin rumbo y sin sentido. Muchas veces es, más bien, detener el paso, dejar de lado la ansiedad para mirar a los ojos y escuchar, o renunciar a las urgencias para acompañar al que se quedó al costado del camino.

- Hoy y siempre, «los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio», y la Evangelización dirigida gratuitamente a ellos es signo del Reino que Jesús vino a traer. Nunca los dejemos solos.

- Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades.

- Así como el Mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «No a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata. No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle, y que sí lo sea una caída de dos puntos en la Bolsa. Eso es exclusión.

03 Indigente- Hoy, en muchas partes se reclama mayor seguridad. Pero mientras no se reviertan la exclusión y la inequidad dentro de una Sociedad y entre los distintos pueblos, será imposible erradicar la violencia.

- El individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que debilita el desarrollo y la estabilidad de los vínculos entre las personas, y que desnaturaliza los vínculos familiares. La acción pastoral debe mostrar mejor todavía que la relación con nuestro Padre exige y alienta una comunión que sane, promueva y afiance los vínculos interpersonales.

- Nuestro dolor y nuestra vergüenza por los pecados de algunos miembros de la Iglesia, y por los propios, no deben hacer olvidar cuántos cristianos dan la vida por amor: ayudan a tanta gente a curarse o a morir en paz en precarios hospitales, o acompañan a personas esclavizadas por diversas adicciones en los lugares más pobres de la Tierra, o se desgastan en la educación de niños y jóvenes, o cuidan ancianos abandonados por todos, o tratan de comunicar valores en ambientes hostiles, o se entregan de muchas otras maneras que muestran ese inmenso amor a la Humanidad que nos ha inspirado el Dios hecho Hombre.

- La cultura mediática y algunos ambientes intelectuales a veces transmiten una marcada desconfianza hacia el Mensaje de la Iglesia, y un cierto desencanto. Como consecuencia, muchos Agentes Pastorales desarrollan una especie de complejo de inferioridad que les lleva a relativizar u ocultar su identidad cristiana y sus convicciones. No se sienten identificados con su misión evangelizadora, y esto debilita la entrega.

- Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia, es la conciencia de derrota. Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo.

- Más que el ateísmo, hoy se nos plantea el desafío de responder adecuadamente a la sed de Dios de mucha gente, para que no busquen apagarla en propuestas alienantes o en un Jesucristo sin carne y sin compromiso con el otro. Si no encuentran en la Iglesia una espiritualidad que los sane, los libere, los llene de vida y de paz, al mismo tiempo que los convoque a la comunión solidaria y a la fecundidad misionera, terminarán engañados por propuestas que no humanizan ni dan gloria a Dios.

04 misionera- Existe cierta mundanidad espiritual que se manifiesta en muchas actitudes aparentemente opuestas, pero con la misma pretensión de «dominar el espacio de la Iglesia». En algunos hay un cuidado ostentoso de la Liturgia, de la Doctrina y del prestigio de la Iglesia, pero sin preocuparles que el Evangelio tenga una real inserción en el Pueblo fiel de Dios y en las necesidades concretas de la Historia.

- La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la Sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares. Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales junto con los Sacerdotes; contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia.

- El sacerdocio reservado a los varones, como signo de Cristo Esposo que se entrega en la Eucaristía, es una cuestión que no se pone en discusión, pero puede volverse particularmente conflictiva si se identifica demasiado la potestad sacramental con el poder.

- Nadie puede exigirnos que releguemos la Religión a la intimidad secreta de las personas, sin influencia alguna en la vida social y nacional, sin opinar sobre los acontecimientos que afectan a los ciudadanos. Una auténtica Fe -que nunca es cómoda e individualista- siempre implica un profundo deseo de cambiar el mundo, de transmitir valores, de dejar algo mejor detrás de nuestro paso por la Tierra.

05 Trata de personas- Siempre me angustió la situación de los que son objeto de las diversas formas de trata de personas. Quisiera que se escuchara el grito de Dios preguntándonos a todos: «¿Dónde está tu hermano?» (Gn 4,9). No nos hagamos los distraídos. Hay mucho de complicidad. ¡La pregunta es para todos!

- Entre esos débiles, que la Iglesia quiere cuidar con predilección, están también los niños por nacer, que son los más indefensos e inocentes de todos. Frecuentemente, para ridiculizar alegremente la defensa que la Iglesia hace de sus vidas, se procura presentar su postura como algo ideológico, oscurantista y conservador. Sin embargo, esta defensa de la vida está íntimamente ligada a la defensa de cualquier derecho humano.

- A veces sentimos la tentación de ser cristianos manteniendo una prudente distancia de las llagas del Señor. Pero Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás. Espera que renunciemos a buscar esos cobertizos personales o comunitarios que nos permiten mantenernos a distancia del nudo de la tormenta humana, para que aceptemos de verdad entrar en contacto con la existencia concreta de los otros y conozcamos la fuerza de la ternura.


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