jueves, 7 de noviembre de 2013

La modernidad no va por la libre convivencia

Postura de Monseñor Francisco González, Obispo Auxiliar de Guadalajara


Ésta es una Ley que tiene sus precedentes, y ahora fue aplicada en nuestro Estado.


Curso prematrimonial (1)[1]


Primero fue propuesta en la Capital de la República por una Diputada independiente, siendo el año de 2001 cuando se introdujo. Por las características de la Iniciativa, ningún Partido ‘de los grandes’ la respaldó, pero el entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal la impulsó, y en 2007 quedó aprobada.

Es una Ley que, cuando se propuso en Jalisco, se hizo como si fuera una novedad; pero no es así, pues ya antes se había presentado no sólo en otras Entidades de nuestro país, sino también en España por cuenta del Partido Socialista, y en Colombia también, sólo que allí de una manera mucho más amplia, pues incluso se hablaba del bullying entre parejas, entre otras cosas.


La familia humaniza

En uno de sus Artículos, esta Ley dice que es para proporcionar ayuda a las parejas que decidan convivir, y por la búsqueda de un interés social, pero sin que se explique qué clase de ayuda e intereses son los que tutela. Se pusieron unos “candados” a la norma porque en los “ires y venires”, tuvieron que modificarse algunas cosas, ya que en esta Ley de Convivencia, por experiencia del Distrito Federal, no se quiso admitir aquí otro tipo de “relación matrimonial” que no fuera el constituido por un varón y una mujer.

Afirmó, el Diputado que la planteó, que la ONU presenta 25 modos de “hacer familia”, lo cual algunos consideran como una carretera para avanzar hacia la modernidad. Mas yo cuestiono: si con esto vamos a alcanzar la modernidad, habría que ver las consecuencias de tal modernidad, porque el ser humano sólo aprende a humanizarse en el seno de una familia.

Sí existen otras maneras de convivir, pero sólo la familiar es la que da consistencia y estabilidad a los seres humanos. Si quiere presentarse otro tipo de uniones o convivencias como si fueran iguales o similares a la matrimonial, el problema es que está violentándose la Naturaleza. Y cuando se rompe este equilibrio, se generan otros desequilibrios.

Otra cuestión: ¿Alcanzaremos la paz en un país tan revuelto como el nuestro, si no hay familias pacíficas, unidas? Va a ser muy difícil, y basta observar la realidad. Cuando vivimos una realidad que corresponde a lo que realmente somos, entonces podemos ser felices. En cambio, cuando no hacemos lo que debemos hacer en verdad, entonces nosotros mismos pagamos las consecuencias.


¿Hacia dónde se encamina ahora esta Ley?
Seguramente, a esta Ley de Convivencia se le van a ir añadiendo Artículos, con los que se acabarán promulgando otras cosas en contra del ser humano, presentándolas también como avances en el camino hacia la modernidad. Yo no sé si falta inteligencia a quienes opinan así, o nos falta inteligencia a nosotros para comprenderlo. ¿Cómo, por ejemplo, vamos a ser un país moderno promoviendo abortos, o promoviendo relaciones donde solamente hay unión, pero no hay procreación? La familia está hecha para que sea una unidad entre hombre y mujer. Bíblicamente se señala que una unidad no serán dos, sino una sola carne; esto, con la finalidad de generar vida. Un amor que no se proyecta, que no se da hacia otros generosamente, es un amor que se hace egoísta; y eso, aniquila.

Entre más egoístas seamos, aunque poseamos más bienes materiales, aunque tengamos mayor libertad, vamos a vivir con situaciones que nos irán afligiendo.

Ya estamos viendo que nuestra Sociedad vive en depresión generalizada, cómo aumentan los homicidios sin razón, cómo se incrementan los sentimientos suicidas y los suicidios mismos; todo ello, porque abunda en muchos seres humanos una sensación de vaciedad, o como decía Nietzche, porque viven en un nihilismo que les conduce a esa inquietud que no saben siquiera expresar o explicar, porque parecen ser extraños en todas partes. Quien vive feliz se transparenta; cuando no, se genera sufrimiento hacia el interior y hacia los demás.

Creo que lo que la Ley de Convivencia promulga y pretende defender, pudiera haberse logrado de otra manera, pues si en realidad se buscara el bien de algunas personas que viven en unión por determinada situación, tanto en materia de salud, como de protección mutua, patrimonial, etcétera, existen procedimientos legales que podrían haberse adoptado.

Sin embargo, con esto se dejó un resquicio abierto para otras cosas que van a afectar a la vida social y familiar, lo cual se evidencia con las declaraciones de los que propusieron la Iniciativa, de quienes la apoyaron y de quienes se alegraron por su aprobación.

Necesitamos ser honrados para detectar los efectos. Éstos nos dirán si hay vida social o si hay muerte social. Veremos si esto realmente provoca felicidad, alegría, deseo de trabajo y de estudio, o si se fomentará el número de ninis o zombies, que tanto se promueven ahora; es decir, muertos vivientes, o vivientes que desean estar muertos, porque la vida se les volvió un vacío.


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