jueves, 21 de noviembre de 2013

De rodillas en El Cubilete

Peregrinación Diocesana


“El será grande, será llamado Hijo del Altísimo, su reino no tendrá fin” (Lc 1, 32-33).


image


Pbro. Alberto Ávila Rodríguez


Fue un grito unánime, urgido de la emoción; clamor surgido de la necesidad; fue una eclosión muy mexicana de Fe… Cuando se entonaba “¡Que viva mi Cristo!”, la multitud proclamaba a voz en cuello: “¡Viva!” Fue el canto puesto de rodillas, en cientos y cientos de voces. Era ya casi el final de la Celebración en el Santuario Nacional de Cristo Rey, en la explanada del Cubilete. La Arquidiócesis de Guadalajara se hacía presente en ésta su Peregrinación anual, esta vez el lunes 18. Su oración se remató en el aplauso y la sonoridad de los gritos que firmaban su convicción: “¡Viva Cristo Rey!”

Hasta allá hubieron de llegar decenas de Parroquias, representadas por un numeroso contingente, medio centenar de Presbíteros concelebrando o confesando; acólitos rodeando a sus Sacerdotes; el Coro del Seminario Diocesano de Señor San José entonando sus cánticos. Fue una Concelebración llena de unción y devoción. Presidió, en nombre de nuestro Arzobispo, el Vicario General de la Arquidiócesis, Monseñor Ramiro Valdés Sánchez. Gente que iba y venía, que admiraba el paisaje desde ese balcón natural a 2,200 metros sobre el nivel del mar… pero, sobre todo, rezaba, se arrodillaba, adoraba, cantaba, cumplía sus mandas, suplicaba fervorosamente por sus necesidades, ingresaba de rodillas; experimentaba un remanso de paz y se aprestaba luego a descender.

Tal vez los instantes fueron fue breves, fugaces, como los encuentros en que Dios se presenta en los montes que nos narra la Biblia; pero fue un momento que todos pudieron aprovechar para reforzar la confianza y el ánimo, y seguir caminando, viviendo.


La realeza de Cristo

cristorey4Este lugar, sin duda, está cargado de historia antigua que se renueva constantemente cada día y cada noche del año. Hechos significativos de sufrimiento y gloria radican ahí. El Presidente de la Celebración ofreció una homilía salpicada de datos históricos, que ayudó a todos a admirar más este lugar de Fe, de reflexión cristiana y pensamientos teológicos sobre la realeza de Jesús. Así dijo el Vicario General: “Hemos llegado hasta la cumbre de esta Montaña Santa de Cristo Rey como peregrinos de la Arquidiócesis de Guadalajara, para proclamar a los cuatro vientos, con todas las fuerzas de nuestro corazón, ¡Viva Cristo Rey en mi corazón, en mi casa y en mi patria!”.

Luego, el también Canónigo Ramiro Valdés recordó que hace 88 años, en 1925, el Papa Pío XI estableció la Solemne Fiesta de Cristo Rey y, aunque México había sido el principal promotor de esta Solemnidad, no pudo celebrarla inmediatamente: “Aquí en nuestra Nación, en ese año, los templos estaban cerrados; la Celebración de la Misa, prohibida; los Sacerdotes, los Religiosos, los fieles cristianos, eran perseguidos por las fuerzas militares del Gobierno. Además, en esta Montaña Santa, el Monumento edificado con amor a Cristo Rey fue derribado con una bomba de dinamita, arrojada por un avión militar desde lo alto”.

Esta Fiesta se estableció para contrarrestar las fuerzas de los movimientos de ateísmo, del secularismo, de indiferencia religiosa, que intentan borrar a Dios en los jóvenes y los niños, afirmó el Predicador, y con el materialismo ateo, integrar pueblos sin Dios, sin Religión, sin Fe y sin amor a Jesucristo ni a la Iglesia: “Pero nosotros aquí nos encontramos para proclamar a Jesucristo, verdadero Hijo de Dios hecho hombre; es nuestro Rey y queremos que Él ilumine nuestras inteligencias con la verdad del Evangelio”. Esto nos obliga, continuó el Padre Valdés, a ser verdaderos discípulos cristianos: “Debemos construir un mundo solidario, donde haya suficiente para todos: Educación esmerada, servicios de salud, seguridad y paz; sin violencia ni secuestros ni asesinatos… que en todos los corazones resplandezca la Luz del Evangelio”.


Un reino de paz y justicia

El proyecto de Jesucristo, Rey de la Paz, es establecer en sus discípulos, y en todos los hombres de la Tierra, el auténtico Reino de Justicia, de Amor y de Paz, “donde los gobernantes, con recto criterio, se esfuercen en dictar y ejecutar leyes justas, que garanticen la pacífica convivencia de todos, con el mutuo respeto de los derechos fundamentales de la persona humana y el cumplimiento generoso y constante de los deberes individuales y sociales de cada uno, en un sano entorno con la Naturaleza, la hermosa Casa que Dios ha creado para sus hijos, y nos la encarga para que la cuidemos y mejoremos”.

Finalmente, Mons. Valdés Sánchez recordó que el subir a la Montaña de Cristo Rey significa peregrinar con una intención específica: que el amor de Dios se derrame en todos y los convierta en auténticos discípulos y misioneros, “que demos valiente testimonio de Jesucristo Resucitado, como lo hicieron con su sangre los valientes Mártires Mexicanos, y como ellos, proclamemos a voz en cuello: ¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!”


No hay comentarios.:

Publicar un comentario