jueves, 14 de noviembre de 2013

150 Años

Guadalajara Arquidiócesis: 150 años de andadura

Raíces de la cuestión social en nuestra Arquidiócesis


Pbro. Tomás de Híjar Ornelas

Cronista Arquidiocesano


Dos promo.El año de 1891 es también el de la promulgación de la Carta Encíclica Rerum novarum, del Papa León XIII, Documento que vendría a ser fundamental para el desarrollo de la cuestión social católica y del catolicismo social, circunstancia que no sería ajena a las ideas expuestas durante el Concilio Provincial de Guadalajara en 1896, al calor de la cual surgió, un año más tarde, la Unión Católica de Obreros, fundada en Zapotlán el Grande por su Párroco, el señor Cura Silvano Carrillo Cárdenas, y la Sociedad Católica de Artesanos, establecida por el Obispo José de Jesús Ortiz y Rodríguez en su Diócesis de Chihuahua.

Este último dato es relevante para lo que sucedería luego, pues tal Prelado, luego de haber tomado parte activa en Roma durante la celebración del Concilio Plenario Latinoamericano, y habiéndosele designado como Arzobispo de la sede episcopal guadalajarense en 1902, una de sus primeras acciones en esta ciudad también sería de un fuerte compromiso en favor de las clases sociales desprotegidas, como fue el caso de la Asociación Guadalupana de Artesanos y Obreros Católicos y la Sociedad Mutualista de Dependientes, a las que sucedieron los Congresos Católicos, que en el año de 1906 sería organizado, a nivel nacional, en la Capital de Jalisco.


Gradual fermento

Para esta etapa de divulgación del catolicismo social, la Prensa católica fue pieza clave para superar el solo ámbito o alcance de las Cartas Pastorales de los Obispos y para difundir los principios de la Doctrina Social de la Iglesia, no tanto teóricos, cuanto funcionales y operativos, siendo el periódico tapatío El Regional -alentado por el Arzobispo Ortiz y Rodríguez- el más representativo de todos.

Casi a la par de estos sucesos, se desarrolló entre los miembros del Clero tapatío el deseo de fomentar no sólo la instrucción escolar básica, sino también la educación técnica, siendo su ejemplo más selecto la Escuela de Artes y Oficios del Espíritu Santo, uno de cuyos Directivos vendría a ser el Presbítero San Cristóbal Magallanes Jara, quien adquirió en el desempeño de esta responsabilidad, primero como Director Espiritual y luego como responsable del plantel, los rudimentos del Plan Pastoral que, de forma sorprendente, desarrolló con grande fruto, años más tarde, en su lejana Parroquia de Totatiche, en el extremo Norte del Estado.


Y cundió el entusiasmo

El Seminario Conciliar no podía ir a la zaga del Clero, gracias a una mente tan brillante como lo fue la del Padre Prefecto General Miguel Mora de la Mora, quien fundó los Círculos de Estudios Sociales y de Periodismo para los seminaristas, rubro en el que descollaría el joven y comprometido Presbítero San David Galván Bermúdez.

Los Laicos, por su parte, habrían de retomar un protagonismo insólito al acometer la tarea de organizarse, primero como Operarios Guadalupanos, y luego como Partido Católico Nacional, participando en la liza pública a partir de 1911, cuando lograron alcanzar un número sorprendente de curules y gobiernos administrativos en los ámbitos municipal, estatal y federal.

Paradójicamente, este éxito despertó el odio y el ataque sistemático de los grupos políticos enquistados en el jacobinismo anticlerical, principalmente entre los miembros de la masonería, tanto los que simpatizaban con el depuesto dictador Porfirio Díaz Mori como los que habrían de surgir al calor del Plan de Guadalupe en 1913; ambos, especialmente estos últimos, le declararon guerra a muerte a las instituciones sociales de inspiración católica en los siguientes 25 años, reavivando de ese modo un nuevo brote de persecución religiosa en México.

Así se observaba, a principios del Siglo XX, una efervescencia del compromiso social católico, con ideas irrebatibles e inspiradoras, y con generosas acciones concretas.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario