Daniel León Cueva
Quizá inconscientemente, un niño de corta edad guarda y siente la enorme reserva de seguridad que experimentó en el seno materno; ahí donde nada ni nadie podría alterar la paz y el desarrollo de su gestación en germen. Y, aunque ya haya observado hechos en contrario, no puede, no sabe, no quiere situaciones relacionadas con la discordia.
En un menor, la Lógica opera sin tropiezos ni enredos. Sus sentidos son tiernos, pero sólo perciben naturalidad en todas sus sensaciones y reflejan armonía, bondad, belleza y razón en sus actitudes y comportamientos.
Claro,también hay pequeñines a los que desde la cuna y sus primeros años se les han empañado de lágrimas los ojos y se les ha nublado forzadamente la vista con escenas impropias por inhumanas, indecibles por violentas, y se les ha enturbiado la mente con acciones de desamor a diestra y siniestra.
He aquí, en dibujos, una elocuente muestra del pensamiento y anhelo de chiquitines que en su pulso hacen aflorar la Naturaleza, la luz, la unión y alegría, y con ello disipan cualquier riesgo de agresión y encono en la Sociedad.
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