jueves, 14 de noviembre de 2013

Alegría globalizada

De fiesta popular


Daniel León Cueva


Definitivamente, el buen humor que se respira en el pueblo es muy diferente a la que se transpira en la ciudad. Tal es el jolgorio que produce una simple ocurrencia, que congrega la felicidad de todos y cautiva el asombro de fotógrafos y camarógrafos, con tal de captar en la lente y plasmar en la imagen una escena en verdad poco vista y disfrutable.

¡Sursum corda!, exclama el celebrante en la Misa para empezar el Prefacio de la Consagración. ¡Arriba los corazones!, quiere decir esta arenga que, en el caso de la gente sencilla, no es para hacerse del rogar. Basta el momento oportuno, la coincidencia de las mamás y los niños, un objeto elemental que incite a festejar, a reír y bromear.

Dicen que estamos en la época de la globalización, que tantos beneficios promete, a cambio de no pocas dudas y perjuicios para la Economía, la Cultura, las Tradiciones Por lo pronto, desde un rincón jalisciense, en un remedo de globo, se quiso así englobar el buen ánimo y enviarlo a lo más alto posible, con el aliento del optimismo, la armonía, la esperanza.


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