jueves, 4 de julio de 2013

Papás: ¡Más atención a sus hijos adolescentes!

Cardenal José Francisco Robles Ortega,

Arzobispo de Guadalajara


Amigas, amigos:


Hoy quiero compartirles una reflexión a propósito de este acontecimiento doloroso que hemos vivido en nuestra ciudad con la desaparición de tres adolescentes, supuestamente secuestrados por el crimen organizado. Yo quiero señalar, en primer lugar, que nos cuidemos de criminalizar a la adolescencia por esto que acaba de ocurrir. No olvidemos que el adolescente pasa por una etapa de la vida un tanto difícil por su confusión mental, por no tener todavía decidido su futuro, por no tener definición, incluso, a veces, hasta de su propia identidad.

La adolescencia es una fase especialmente crítica y difícil, de tal manera que si los adolescentes no son acompañados, primordialmente por sus padres, estarán en un grave peligro. Los papás deben tener siempre una comunicación muy cercana con sus hijos, conociendo cuáles son sus dudas y sus temores, quiénes son sus amistades, cuál es su escala de valores, y a partir de ese conocimiento, adquieren el deber de acompañarlos y orientarlos.

Sobre todo los padres tienen que estar vigilantes de con quiénes se juntan sus hijos, de conocer a los papás, a las familias a las que pertenecen esas amistades de sus hijos, y tratar de investigar qué clase de vida llevan. Deben estar atentos para regular el tiempo, el modo y el empleo que le dan a las Redes Sociales, pues no se puede entender a niños y adolescentes de hoy sin el acceso a estos Medios de Comunicación que, para la mayoría de ellos, se han vuelto imprescindibles.

No hay que olvidar que los que militan en las filas del crimen organizado son personas llenas de maldad, a veces de rencor y de odio a la Sociedad, y que para alcanzar sus fines transgreden las Leyes. Por eso, los adolescentes, particularmente los que entran en esta dinámica de comunicarse con el crimen organizado, ponen en peligro su integridad y su vida, pues quienes los manipulan no sienten por ello escrúpulo ni remordimiento alguno.

Lamentamos profundamente, pues, lo que están viviendo ahora las familias de estos adolescentes desaparecidos, y exhortamos a los padres que tienen hijos de esta edad, a que los vigilen y acompañen, pues hechos como éstos, tristemente tenemos qué reconocer, ya se han presentado con mayor intensidad también en nuestra ciudad, al igual que en muchas otros lugares de nuestra República, donde está presente y muy activo el crimen organizado.

Nuestras Autoridades, por lo tanto, también tienen sobre esto la responsabilidad de prevenir que no se repitan estos dolorosos acontecimientos, así como responder cuando tristemente tengamos, como Sociedad, qué lamentarlos.


Yo los bendigo

en el nombre del Padre,

y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Amén.


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