jueves, 25 de julio de 2013

La Juventud, llamada a anunciar y a responder con santidad

Compromiso con Convicción


Lo que en la juventud se aprende, dura toda la vida


Jairo Alejandro Tabares González,

3° de Teología


La existencia de cada persona tiene como uno de sus constitutivos primordiales una cantidad de instantes que sólo Dios conoce; instantes que son más volátiles que las palabras pronunciadas en una conversación. De esta manera, el ser humano, por su naturaleza, está obligado a invertir algunos de estos momentos en la toma de una decisión vital, la cual marcará rotundamente la pauta del tiempo que le falte por vivir.

Dios, a través de su Iglesia, motiva a la Humanidad entera a responder a su llamado, la santidad, que puede ser alcanzada y practicada a través de una vida matrimonial, de una vida de celibato o de una heroica vida entregada totalmente a Dios, a través del sacerdocio ministerial o de la vida consagrada.


LA JORNADA MUNDIAL DE LA JUVENTUD, UN IMPULSO A RESPONDER A DIOS


Escenario SeminarioHoy estamos ya a unos cuantos días u horas de culminar, en la Ciudad de Río de Janeiro, Brasil, la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), Movimiento que desde sus principios, en 1986, ha cautivado no sólo a la Iglesia, sino al orbe entero. Cuando Dios llama al “gigante dormido” (la juventud) a través de la Iglesia, el mundo queda atónito ante cada iniciativa de éste; tanto, que en 1987, es decir, un año después de haberse celebrado el Encuentro Internacional de la Juventud con el Papa Juan Pablo II, la ONU declaró oficialmente a ese año, como el Año Internacional de la Juventud.

Ante un evento de tal magnitud, los jóvenes nos sentimos interpelados por Dios, que a cada instante nos regala su Gracia para responderle como lo exige nuestra condición de hijos suyos. Reunirse en determinado sitio para llevar a cabo la JMJ, no es sólo para conocer otros lugares, otras culturas, otra clase de personas, etc., sino para proclamar, ante quienes han perdido toda esperanza, que Dios está presente en la Humanidad, que su Palabra sigue siendo viva y eficaz, y que la desesperanza es sólo para el demonio, pues los hombres hemos sido redimidos por Cristo.

Este acontecimiento gozoso, expresado con peregrinaciones, cantos, danzas y aclamaciones a través de miles de voces jóvenes, vuelve seguramente a ser ahora una clara manifestación del ardiente deseo que los jóvenes tenemos de responder a Dios ofreciéndole nuestra vida.


ID Y HACED DISCÍPULOS MÍOS A TODAS LAS NACIONES (MT 28, 19)


Este Lema de la JMJ de Río tiene como objetivo hacer que cada joven peregrino logre comprender a fondo el sentido de la Resurrección de Cristo y, lleno de fortaleza porque pertenece a Aquél que ha vencido a la muerte, dé testimonio de Fe, Esperanza y Caridad a la Sociedad, tan desesperanzada, tan llena de odio y superficialidad.

Sólo a partir de un verdadero encuentro con el Resucitado, cada joven estará capacitado para anunciar a Dios y responderle con una vida de Fe y de conversión sincera, ajena al mero sentimentalismo, que es impropio del Cristianismo, y llena de convicción y entrega, que es esencia del testimonio de los discípulos y misioneros de Cristo.


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